jueves, 11 de marzo de 2010

Hasta aquí.

El ruido de la ciudad resulta tan próximo, tan cercano, que se oye su roce contra la madera de las persianas. Se oye como si atravesaran la habitación. Acaricio su cuerpo en ese ruido, en ese paso. El mar, la inmensidad que se recoge, se aleja, vuelve.

Le había pedido que lo hiciera otra vez y otra. Que me lo hiciera. Lo había hecho. Lo había hecho en la untuosidad de la sangre. Y, en efecto, había sido hasta morir. Y ha sido para morirse. (El amante .-. Marguerite Duras.)


Te lo escribo una vez más, no, no es comodidad, ni ese sentido práctico impregnando los consejos del coro, ni esas miradas reprobatorias de los diferentes, ni ese cansancio nuevo después de cada caída, cruz liviana, camino sin piedras, o lluvia de piedras, o piedras lapidando nuestro amor. Ya, salió la palabra, amor y piedra y miedo y tú y yo y los días separándonos y cada vez nos quedan menos refugios, menos agujeros sin ojos, cada vez hay más ojos, un océano de ojos. Enrolados en un barco de pescadores ciegos, navegando entre la niebla, gritando para no embarrancar, no vemos el faro, no vemos la línea de la costa.

Te siento caminar por tus caminos borrados después de la tormenta. Te miro a través de ti. Te veo con rayos X como si fueras de papel, tu cuerpo de cristal. Veo tus intestinos y los pulmones, veo tus riñones aún doloridos y tu sexo adormecido como un animalillo cansado, hibernando. 

Aquí te escucho cantar y tu dulce voz interrumpe mi escritura. Escribir no sirve, bah, las palabras no dicen lo que siento, no pueden abarcar todo lo que llevo dentro, el lenguaje se me queda corto, romo. Por ejemplo privilegio, quererte es un privilegio, pero esta definición no es suficiente, no comprende tanto como bulle dentro. Te quiero a ti porque tú me has permitido quererme a mí, cuanto más te conozco más me conozco, cuanto más te busco mejor me encuentro, y eso es un milagro pero las palabras están gastadas, me sobran palabras, por eso ahora mismo me callo. Hasta aquí.




24 comments :

LA ZARZAMORA dijo...

"Hasta aquí".
Me quedo de nuevo con el título y sobre todo con esa "paloma negra" desgarrándome la entraña. Aunque como siempre te lea y relea enterito. Pues ni modo...
Pero hoy no me quedo " hasta aquí", no, hago un inciso y prosigo por estos lares hasta que acabe de escucharla mientras te releo.

Besín.

Besín.

LA ZARZAMORA dijo...

Ah¡ La cumbia del mole no está nada mal y más viniendo de Oaxaca y Monte Albán¡¡¡ Si yo te contara...
Hoy anduve mexicaneando por tu blog.
Ándale, ándale, Pedriño¡¡¡

ybris dijo...

Escribes como quien escribe a alguien bajo la impresión del tiempo que va separando y cegándonos para percibir los faros.
Se te lee sintiendo caminos, escuchando cantos, eligiendo palabras que digan lo que hay y lo que falta.
Quizás estén cansadas las palabras y haya que callarse.
Pero no sin antes dejar dicho:
"Te quiero a ti porque tú me has permitido quererme a mí, cuanto más te conozco más me conozco, cuanto más te busco mejor me encuentro, y eso es un milagro"

Es un milagro, Pedro, seguro que sí.

Abrazos.

virgi dijo...

El alba me trae una conjunción de lo bello y lo triste, pechos de estrellas, mujeres como pingüinos, un océanos de ojos que no ven nada, sólo cómo las olas los acarician, una adolescente amada tras las persianas, más mujeres tristes,otras que cantan a través del espejo en que se miran...
Y la Poesía de la Palabra, siempre soberbia. Gracias, Pedro, por la luz al alba.


(besitos, maravilla)

Ventana indiscreta dijo...

Hay veces que las palabras gritan hacia abajo, sir Peter. O hacia adentro. Y repartirlas a quien tanto quieres supone convocarlas bajo el temor al silencio. Pero qué coños, las tensiones del amor éso tienen, el riesgo del silencio y la esclerosis de la palabra.
Bueno majo, que a mí casi no me escriben ya y no me conformo.

Besos frescos.

Nikté dijo...

Como sigas colocando a La Duras de cabecera, seguirá pasando lo mismo, me iré hacia ella y a ti no te haré caso.

Observo que uno de los pezones (imagino a alguién leyendo esto después de un año cuando la imágen ya no esté ahí) es un paraguas que sobresale de los demás, también en el color, más intenso.


Que si, que si, que cuando queremos y nos quieren somos mejores personas. No nos queda más remedio ¡pa usar un solo baño!

Y que chiquitita me has puesto...
No soy pigmea, aunque no tengo nada en contra de los pigmeos.

¿Qué culpa tengo yo de ir atrasá en acontecimientos cumbianos?

Ains

Tú cabra personal

Nikté dijo...

Mi querido esposo

Ni te puedes imaginar la alegría al recibir tú carta.
Tú foto vestido de buzo ya la he colocado sobre el microondas; así puedo quedarme un ratito contigo mientras se descongela la merluza.

Hace ya un año que te embarcaste y son las primeras noticias que me llegan.

¡Ay, Pedro, mío! ¡cuánta hambre tengo de ti!
Hoy me hecho merluza pa´ desayunar, pa´ almorzar, pa´cenar.

Espero con anhelo tus cartas.

Tu Nikté

Pedro M. Martínez dijo...

Cuéntame Eva- La Zarzamora, cuéntame. Hasta aquí o más lejos. En Oaxaca o en New York, donde vibre la vida, en Cuenca, en el límite de una frontera, allá donde una sonrisa nos ilumine el día.
Esa Chavela mítica del poncho en EP´s de 4 canciones, voz desgarrada, vida desgarrada, tequila y leyenda negra ¿a quién le importa? Para subirla aquí he buscado una canción que se llama “Manzanita” y no la he encontrado. Es igual, dejo también la cumbia del mole de esa Lila que crece en estatura artística, aunque es otra cosa. Quizás lo que es otra cosa es la percepción del tiempo, del desgarro, de lo que sale de las entrañas, del dolor por todo lo perdido, la intuición de todo lo que no se ha tenido (ni se tendrá).
Leches, debe ser este frío y la nieve amenazante.
Ni besín ni nada, un beso como es.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, escribo como sé, generalmente desde las tripas, con insistencia, constancia, atropellado o fluido, por necesidad, por obtener la dosis de cariño diario, por compartir lo que siento, percibo, me agrada, me disgusta, me descubre un mundo hermoso dentro de la rutina de días grises pero la voz, esa voz amistosa de tantas personas, llamándonos, felicitándonos, compartiendo alegrías y penas, apoyándonos, muchas veces sin habernos visto nunca.
Coño, creo que estamos en otro mundo, con la cantidad de personas que tenemos alrededor, que sí vemos, algo raro pasa en Dinamarca (y aquí).

Pero volviendo al texto comentado, efectivamente, llegar a un grado de amor que nos permita querernos más a nosotros mismos, encontrar nuestro yo pleno, es un milagro (quizás por eso desde hace un tiempo llevo una coronita brillante sobre la cabeza) (no confundir con la boina, que es negra).
Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

virgi, al alba, al alba, amanecer en mitad de una calle con mujeres como gallinas, paseando dentro de sus abrigos de pieles, con sus pieles desnudas debajo, como aquellos hombres de la gabardina, calcetines y zapatos, la exhibición de lo íntimo, ridículo de genitales lánguidos, enfermedad, deformación, ay.
Al alba, al alba, amanecer en mitad de una calle con mujeres como águilas, volando con sus alas poderosas, en círculos por el aire o casi inmóviles en el cielo, dominando la altura, viéndonos como puntos que se afanan por cruzar al otro lado de la calle, su grito nos hipnotiza, nos deja quietos, esperando que nos tomen con sus garras y nos transporten a esas alturas a las que nunca hemos llegado.
Lo que te digo, el frío. Te beso en las alas.

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta, qué te voy a contar. Los ciudadanos quejándose en televisión: que iba a Málaga y el avión no ha salido por la niebla, ¿quién me paga esto a mí?, pues había quedado con Puri, o joder, que voy a Burgos a ver a mi cuñada y con esta nevada no paso de Aranda. Este gobierno no funciona, o venga, venga, apunte, que salgo con los chavales –mire, mire, Toñín saluda al señor- a enseñarles la nieve y llevamos en la cuneta tres horas, que la guardia civil no nos deja pasar sin cadenas en el coche, es una vergüenza, que los niños siempre meriendan a las 6, su bollo con nocilla.

Unas hostias, así, plas, plas, que esta es la vida real, que se mueve la tierra y mueren seres humanos, a miles, que vivimos en un planeta en el que llueve, nieva, hace frío, calor, hay terremotos, tsunamis, los volcanes entran en erupción, en el que los humanos nos matamos los unos a los otros, en el que si los corruptos volasen no se vería el sol.
Me ha dado por esto, es el frío, seguro.
Besos bajo cero.

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté coloco tantas cosas en esta página que entiendo que un pezón arriba o abajo no deja de ser anecdótico.
No te pongo pequeña, no sabe uno cómo acertar, no sé si quieres publicidad, elogios, discreción, reconocimiento público, austeridad, loas, panegíricos, un cursos acelerado de rancheras “préndeme fuego si quieres que te olvide, méteme tres balazos en la frente, haz con mi corazón lo que tú quieras y después, por amor, declárate inocente, que canta José Alfredo Jiménez, que canto yo cuando bebo tequila en las noches de farra y humo.
Te abrazo a ti, a la cabra, a Juan Sebastián y todos los gatos que maúllan en mi tejado. Va por ustedes.

Belén dijo...

Es difícil decir basta... pero veo que tu puedes...

Qué envidia...

Besicos

mirada dijo...

Te abrazo, Pedro, enorme, enorme...

 Mayte dijo...

Y sonrío, porque más que querer cuando se ama se le agotan a uno las palabras, decía el abue.

Un bikiño y de puntillas. ;)

Pedro M. Martínez dijo...

Anhelante Nikté, sigo nadando, me temo que esto no es un barco –glup- grandes bancos de sardinas pardas me envuelven y marean –glup- intento escribirte pero se me corre la tinta, qué desperdicio- glup- las calabazas que con tanto amor hinchaste están comenzando a desinflarse –glup- Marlon Brando se ha ahogado hace millas. Robert palidece por momentos. Sin efectos especiales esta travesía es una desesperación sin Esperanza. Y sin ti, claro –glup-. Ah, el hambre es mutua –glup, glup- las pulpas comienzan a parecerme muy atractivas. Y las jibias –glup-
Con amor, tu marinero/nadador.

Pedro M. Martínez dijo...

Belén, es que decirlo es fácil.
Mira ¡hasta aquí!
(lo difícil es ser fiel a la palabra dada)
(se sabe que el que vuelve nunca se fue)
Besos a tope.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, por favor, cuando me abraces no hagas otra cosa, dedícate a eso con entusiasmo.
Hala, ya me callo.

Pedro M. Martínez dijo...

Mayte, sí, son las cosas del querer.

(Quizás por eso no me callo)
¿comprendes?

Un bikiño

El peletero dijo...

En Irán se bañan en el mar de una manera muy rara, vestidos, aunque, pensándolo bien, quizás lo correcto sea hacerlo así. Al fin y al cabo casi todo el mundo se muere vestido, casi todo el mundo, ¿no?, incluso los amantes de la Duras.

Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

El peletero, lo siento, no entiendo de muertos.
Mucho menos de vivos.
No tengo ni la más remota idea de cómo se bañan en Irán
De amantes de la Duras sé esto:

Un hombre de mirada huidiza en el cementerio de Montparnasse. Merodea la tumba de la escritora Marguerite Duras. Cuando presiente que nadie lo ve, se aproxima y --palabras suyas-- "pone orden". Quita los billetes de metro dejados como ofrendas sobre la lápida. Cambia las flores marchitas por otras nuevas. Es como el guardián de un mausoleo.

El hombre se llama Yann Andréa, último amante y compañero de Duras. Desde la muerte de ella, en marzo de 1996, se siente "una basura". Desea morir pero no se atreve a matarse. Y, sin embargo, el 30 de julio de 1998, algo en él parece reaccionar. Llama a su madre. Pide auxilio. La madre apenas lo reconoce: veinte kilos de más. Y eso que, para evitarle un impacto todavía mayor, se afeitó por la noche una tupida barba.

Noviembre de 1998. Tras una cura otoñal junto a su madre, Yann Andréa vuelve a París, dispuesto a instalarse en casa de Duras, a pocos metros del célebre Café de Flore. Y allí, entre libros y objetos que la evocan, escribe en menos de dos meses, febrilmente, un libro que narra su vida con ella: Cet amour-là.

El que dice: "Si mañana me muero o me mato, usted hará un pequeño libro en quince días, estoy seguro". Ella que responde: "No diga eso, Yann, se lo suplico. No diga un pequeño libro. Diga un libro".


Saludos.

gaia07 dijo...

Tenemos miedo a encontrar las palabras con las que descifrar los sentimientos, por si fueran la clave con la que se pierde el hechizo. Mejor callar. Solo sentir.

Besos.

Nikté dijo...

Jajajaja
Pedro, hijo mío
¿Pero tú que te has tomao?
Estás como una motoregadera

Jajajaja

Shandy dijo...

Pedro, seguro que tú recuerdas a aquel escritor insoportable, maniático, irascible y gruñón que se enamoró de la camarera de un bar. Ella se lo tomaba a broma, ¿qué podía esperar de aquel tipo tan áspero?
-¿Pero por qué me quieres?, preguntó ella.
-Porque tú me haces ser mejor.
Helen Hunt, se quedó atónita,con la boca abierta, sin respiración... Hay palabras claves que sugieren todo lo que a uno le bulle por dentro. Con una declaración como la que aparece en él último párrafo de tu texto, está todo dicho: Mejor Imposible.

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