miércoles, 24 de febrero de 2010

Excluidos



Los excluidos son invisibles

Nadie es excluido por lo que es, sino por el trato que recibe de los demás. Quizás, el excluido no existe, y sólo existimos los excluyentes.

La exclusión social supone negar a la persona el derecho a ser persona. Si el hombre es un ser social, al excluido, con tan sólo un pasar de largo, se le arrebata aquello que permite sentirse humano. El excluido es aquel al que la sociedad le da la espalda. Los políticos no suelen ocuparse de ellos. En los medios de comunicación apenas aparecen. El excluido social no disfruta de los derechos más básicos, porque la sociedad no se los reconoce y porque él no puede reclamarlos.

La imagen de la exclusión social más evidente es quizás la de las personas que viven en la calle. En la próspera Unión Europea de quince países, se calculó que había cinco millones de personas sin hogar, y que más de 15 millones vivían en infraviviendas. Por su parte, los inmigrantes sin papeles, los habitantes de barrios marginales y los drogadictos sin tratamiento forman un grupo de excluidos sociales cada vez más numeroso.

Si la sociedad no favorece al débil, lo excluye. La falta de interés por la educación que reciben los niños de los barrios marginales asegura una tasa de exclusión para el futuro. La igualdad de oportunidades se limita a una frase hecha si no se ponen los medios públicos al alcance de todos.

En España, sólo el 2% de los disminuidos físicos llega a la Universidad. Si las leyes no buscan reinsertar a las personas que menos opciones han tenido, el Estado Social queda en entredicho. En los últimos años, la población reclusa ha aumentado en la mayoría de los países occidentales. La inmigración clandestina es un manantial de excluidos, cuyo único cauce posible parece pasar por la integración. Si la sociedad no es capaz de adaptarse a las nuevas realidades, la suma de minorías excluidas pueden convertirse en la mayoría de la población.

Fenómenos como el paro, la precariedad laboral o la reducción del Estado de bienestar hacen aumentar el porcentaje de excluidos. Las nuevas estructuras sociales crean grupos de exclusión que antes se consideraban impensables. El “abuelo”, que hasta hace poco era una figura fundamental en la mayoría de los hogares, se enfrenta a una de las exclusiones más sutiles: la soledad. En un país tradicionalmente familiar como España, un millón y medio de ancianos viven solos, y de ellos, el 20% reconoce que su principal problema es la falta de compañía.

Los grupos de exclusión cambian con el tiempo. A lo largo de la historia, han sido excluidos sociales los judíos, los zurdos, los enfermos mentales, los gitanos, los actores, o los portadores del virus del Sida. La homosexualidad o el consumo de drogas se han rechazado o dignificado según las distintas culturas. Sería bueno comprobar qué grupos de exclusión creamos en nuestro desarrollo y cuáles hemos hecho desaparecer, tanto dentro como fuera de nuestras fronteras. Ahora, la principal causa de exclusión mundial es, sencillamente, la pobreza.

El excluido no es el que ha perdido el trabajo, sino el que no tiene esperanzas de recuperarlo. El problema de los excluidos no es que tengan problemas, es que no tienen a quien contárselos. Excluido es el inmigrante que llega en patera, es la prostituta a la fuerza, el drogadicto, la mujer maltratada, el sin hogar. Y el abuelo que no entiende una receta y no tiene quien se la explique; y el enfermo sin una visita desde hace meses; y el homosexual si debe callarse lo que siente; y el minusválido delante de una escalera. Pero los excluidos no eligen serlo. Entre todos escribimos su etiqueta. Nadie es excluido por lo que es, sino por el trato que recibe de los demás. Quizás, el excluido no existe, y sólo existimos los excluyentes.

Alberto Senante Carrau
Centro de Colaboracioes Solidarias
9 de mayo de 2005



Lo de hoy está dedicado a los viajeros de sí mismos, a los que transitan por las interminables distancias interiores, esos que nunca llegan a su propio destino, que siempre están detenidos en andenes intermedios entre la salida y la nada, entre ser o haber sido, entre recuerdos y el tiempo escapándose de las manos que acunan el vacio, dedos que señalan la inmensidad, lo que siempre está más allá, inalcanzable, el miedo a que todo termine antes de llegar, antes de ser, antes del orgasmo o el viento, antes de conocer el verdadero rostro del alma, de la belleza, de romper los espejos, de refugiarse en las ruinas de palacios vacíos, en carros de gitanos volcados en carreteras con barro y perros ladrando en los caseríos, gatos junto al fuego, ancianas que nos miran con zarcillos en las orejas, con una maldición en la lengua, con un gesto de cruces e intermitencias, lejos de lo conocido, lejos de la historia, de lo que antes, del sí, de haber salido de México y llegar a Brasil, de un pueblo perdido en la meseta castellana, rumor de polvo, zorzales colgados de los alambres, vencejos acariciando los arroyos, un hombre de uniforme revisa las entradas, un hombre ciego ve el futuro, una mujer lleva en su seno la promesa del cambio, de lo que tú no has podido ser, de los inventos, de higrómetros y cachivaches, de melenas sumergidas en una corriente de tiempo y viento que nos abandona justo allí donde confluyen las líneas que delimitan la impotencia y subir y bajar a vagones huecos, ventanas cerradas, calefacción para el invierno y carbón desgranándose por vías y vías, hierro y madera, minutos triturados, la muerte agazapada en los túneles que nos atemorizan, nunca entramos a los túneles, saltamos en marcha, nos golpeamos con rocas y peñascos, con carteles que avisan “menos uno, menos dos, menos tres...”, nos engañamos, nunca llegaremos. Etc.

 

12 comments :

 Mayte dijo...

Tropezando como hormigas recian bañadas, prdidas en la hilera con apenas un trocito de hoja para cubrirse, quizás al secarse se reordenen o mejor no.

Me recordaste un segundo a los amorosos de Sabines.

Bikiño y de puntillas voy.

 Mayte dijo...

recien -que no recian-

Nikté dijo...

Te he leído solo a medias. A medias quiere decir que he leído solo la mitad. Me he pasado la primera parte, no porque no me interese, que me interesa, es que voy sin tiempo, pero después vuelvo si no me lleva un alúd.

-¿Pero tú te crees que esas son maneras?
-¿Y tú quién eres?
-Yo soy Ringo Star
-Pero tú no estás muerto?
-¡Qué dices!
-Ah, el que se murio es el Elvis, sorry
-¡Qué napia tienes, no? Como nunca te había visto así tan de frente
-Oye ¿Tú no habías venido a comentar a Glup? Pues metete con él, guapa.
-Es que no tengo tiempo, le he dicho que después vuelvo.

Gregorio Omar Vainberg dijo...

impresionante texto

Un abrazo

Tempero dijo...

Dime adónde está el piano sigiloso. Sabes que soy en mis manos si el está. ¿Me dices que se fue? Pero, ¿adónde? El que yo no estuviera una temporada no suponía que lo fuese a abandonar. ¿Me dices que no soportaba estar vacío? ¿Qué nocturnos recorre ahora? Te digo que lo vieron junto a una esquina soportando la lluvia, encogiendo sus martillos ante la falta de tus manos. ¿Y anda con facilidad? ¿Suele recorrer muchos espacios? Anda rodeado de manos ásperas que adulteran su sonido. No lo excluyas. Búscalo, al menos tú con música y el con voz.


Entrada necesaria y llena de emoción la tuya, Pedro.

Abrazos.

gaia07 dijo...

Acabo de perderme otra vez, he de volver atrás y retomar el camino… si al menos supiera cuál es mi destino… me alegra saber al menos que aquí estoy incluida dentro de la exclusión de mi misma.

Un beso, sin exclusiones.

Nikté dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Arantza G. dijo...

Toc, toc, ¿se puede?
querían dejarme atrás, cerrar la puerta y...yo no puedo permitirme la exclusión.
Besos

Shandy dijo...

Recuerdo un tríptico que decía:
Fuimos, Podemos ser y Seremos... Las imagenes que lo ilustraban eran: un bebé, una persona en silla de ruedas y un anciano. También vienen a mi memoria las historias de "Sefarad" de Muñoz Molina. La frontera entre los "In" y los "Ex" es un trazo bien fino. Todos podemos ser expulsados de un particular Sefarad y todos transitamos por "andenes intermedios entre la salida y la nada".
Qué angustia pensar en tanta fragilidad. A ver si sueño con angelitos buenos blancos o negros y que me incluyan en el cielo!
Un abrazo

ana p. dijo...

Gracias por el camino de espejos

Nikté dijo...

Como esto es mu largo, voy a empezar por la primera parte, que ya me ha dao tiempo de no solo leerla, sino además de reflexionarla.

A ver, esto cuándo se escribió, en qué época, cuáles son las tendencia ideológicas de este tipo.

-Tú callate Ringo y déjame a mi

Estoy en desacuerdo, pero completamente, o sea, en toda su plenitud.

Aquí no se excluye a nadie-al menos en la sociedad que nos ha tocado- hoy por hoy no.
En todo caso nos excluimos.

Mira, Pedro, quién te habla, es una perra vieja que ya ha vivido más de lo que debe, así que, tengo pa contarte la ciento y una madre.

He llegado a tener amistad con vagabundos, en especial con alguien que fue único para mí. Como te digo eramos amigos.
No existía esa relación de mendigo y la chica caritativa, no.

Se llamaba Leslie. Te podría hablar de otros, pero él me importaba por encima de todos ellos.

Tenía unos cincuenta años,los ojos verdes, la barba ¿era pelirroja?
Había llegado de Escocia, con un pasado tremendo.
Habían muerto sus padres, su hijo, separado de su mujer. En su país había ejercido de abogado.

Se vino a mi Tierra para beber y morir. No quería ayuda de nadie.
Solo le quedaba una tía-todos tenemos una- que le pasaba mensualmente algo, pero él seguía viviendo en el banco del parque.

En un refugio, que los hay, no quería ir, porque allí no podía emborracharse.
El vino para dormir, para dormir para siempre.

Lo único que yo hacía era sentarme con él, en ese banco y charlábamos de muchas cosas. Le llevaba libros, se los buscaba en inglés.

Una vez calló enfermo, le salío no se que cosa en los pies y como no quería bañarse, le llevaba agua en una botella y se los lavaba a regañadientes.

Tenía una perra.
Todos lo vagabundos llevan una perra que le sirve de anzuelo para las limosnas, pero creeme si te digo que él no hacía eso.

Maggi, su perra se llamaba Maggie.
La última vez que la ví, la tenía otro hombre, un extranjero que también vivía en la calle, esa si que la utilizó. Estaban en la puerta del mercado, cuando la vi, la perra se vino hacia mi llorando como una loca, de veras, Pedro, me la hubiese llevado conmigo si no es porque ya tengo uno enorme, que no sabe compartir su territorio.

Y la dejé allí

Hacía tan solo una semana que habían matado a Leslie, allí mismo a la puerta del mercado; dormía con su perra y unos macarras se sentaron al lado pa drogarse. Él les increpó y les quiso echar de allí y le respondieron con una puñalada, solo una.
Eso decían los periódicos.

Yo sigo pensando,después de los años, que aquella fué la forma más rápida para lograr su objetivo.

Nikté dijo...

Aquí te lo dejo, Pedro.
Lo he corregido un poquito, ya que cuando te contaba, no pensaba en los puntos, ni si faltaba una r.

Hace años que lo llevaba guardado muy dentro de mi y tú has sabido sacarlo.

Ha sido sanador, es por eso, que desde este mismo instante, declaro el blog de Pedro glup 2.0 como el curativo de las almas.

Te quiero

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