jueves, 22 de octubre de 2009

Zanzíbar.

Dulce soñar y dulce congojarme,
cuando estaba soñando que soñaba;
dulce gozar con lo que me engañaba,
si un poco más durara el engañarme;

dulce no estar en mí, que figurarme
podía cuanto bien yo deseaba;
dulce placer, aunque me importunaba
que alguna vez llegaba a despertarme:

¡oh sueño, cuánto más leve y sabroso
me fueras si vinieras tan pesado
que asentaras en mí con más reposo!

Durmiendo, en fin, fui bienaventurado,
y es justo en la mentira ser dichoso
quien siempre en la verdad fue desdichado

( Juan Boscan -1490-1 542-)


Me he pasado el día junto al faro tratando de terminar el capítulo de hoy.
He escrito y escrito.
No me gustaba, nada.
Al volver a la habitación, sobre la cama, con una tijera de las uñas he cortado en finas tiras, uno tras otro, los papeles de los apuntes y los he dejado volar con el viento de poniente.

Ahora, sentado en la puerta de la pensión me bebo el crepúsculo que ha llegado tan pronto.
No quiero pensar en la vuelta, la tortuosa carretera de Nungwi a Zanzíbar.
Eso será mañana.
Esta es la noche con Liz, la hija del doctor Emerson.



15 comments :

Belén dijo...

Qué ganas que cuentes algo...

;)

Besicos

Pedro M. Martínez dijo...

Belén, ¿que cuente algo?
La verdad, solo me queda quedarme a vivir en el blog.
jajajajajajajajajajaja

mirada dijo...

Las fotos de Andrea cuentan historias, me gusta el diálogo que construye con los y las observantes.
Tiene un algo, sí, muy interesante.

Tempero dijo...

¡Qué coño!, déjate de tijeras y promociona una entrada en la selva y deja que la vegetación nos emprenda un sueño de clorofila. Es deseable que el papel no exista, que la celulosa se despida de la punta de una pluma o de la tinta de un boli. Escribe bien y retén, me dijo un medio loco un día, retén y reescribe. Y así lo hice, me iba fijando con lianas en mi escritura para luego llegar a mis aposentos y no tener que recortar, pasar así mis horas, como tendido en las ramas de la literatura y donde un aullido de mono significase el porvenir de una gran frase que sólo tú ibas a comprender. Aprendí la lección: escribe y retén. Así no llegaré a mil páginas, pero sí proveeré mi sección de lo concreto.
Y de paso, estaré con la otra hija del doctor Emerson.

Arantza G. dijo...

Igual se arrepiente después de haber hecho tiritas lo escrito.
Suele pasar que al recomenzar una historia, recuerdes aquello que tiraste a la basura.
Pero siempre se llega tarde para recuperarlo.
Y borrón y cuenta nueva.
Besos grandotes

Tinta de aterrizaje dijo...

Beberse el crepúsculo con nubarrones incluidos.
Reciclar la escritura y avanzar hacia un sueño más real: decidirse en una Liz tortuosa.
O desLizarse.

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, se parece a su padre
¿Conoces a su padre? Puedo darte la dirección de su blog.
Se lo transmitiré, le hará ilusión
Besos bajo la lluvia.

Pedro M. Martínez dijo...

Lo siento Tempero, Liz es hija única, ella misma es única, diferente.
Por eso no me dedicaré esta noche ni a retener (eso lo dejo para Sting o para Sánchez Dragó) ni a escribir.
Esta noche derramaré mi impaciencia, seguiré fielmente mi necesidad de dispersión, de vivir en lo inconcreto.
No tengo tiempo para pesas y medidas…me espera el amor.

Pedro M. Martínez dijo...

Claro Arantza G. cuesta recuperar lo perdido.
Por eso siempre llevo cascabeles, me avisan de lo que me voy dejando atrás.
(con esta pérdida auditiva que se me acrecienta voy a tener que llevar campanas de catedral)
Besos del 6.

Pedro M. Martínez dijo...

Lo segundo Tinta de aterrizaje, me deslizo y me dejo de más rollos.

virgi dijo...

Mucha agua veo yo últimamente por aquí. La foto está genial. Tus aventuras inconclusas(?)pues lo mismo, porque me permiten imaginar finales diferentes según el momento en que te lea. Y el abrazo en la arena...¿qué decir? que donde haya una buena peli...
Bueno, que sigas deleitándonos, siempre.
Besos de agua y sal

gaia07 dijo...

La tortuosa carretera de ese lugar debe ser una joya, y más con el recuerdo de la noche. No me extraña que no le guste nada de lo que se le ocurre con la mayoría de las neuronas pendientes de esa noche.

Menos mal (para nosotros digo) que tú no tienes ninguna carretera tortuosa para llegar hasta ella. Por ceporro que haya sido el arquitecto el pasillo será recto, y tus neuronas pueden estar creando hasta que huelas su perfume.

Un beso.

Tesa dijo...

Son tortuosos, los poetas, como esa carretera que dices.

Anónimo dijo...

otro texto buenísimo... ¡que suerte venir y leer!

bicos.

Shandy dijo...

Leo a Boscán y recuerdo estas palabras: "Desdichado es dos veces él que no se miente a sí mismo" (Nuria Amat). Y no les falta razón a ambos porque como decía Calderón "La vida es sueño. Y los sueños sueños son". Vamos, que también en algún momento te caes del guindo y dejas de levitar y gravitas y levedas. Del último guindo, mejor que te pille nun "Sono"(que non "Soño") ben profundo.
Pero también el despertar de un sueño puede abrir la puerta a otros.
Soñemos y mejor despiertos que dormidos, con plena conciencia.
Te dejo en esa pasada noche con Liz. Hoy ya es otro día. Mañana también. La carretera de Zanzibar (uf, palabra con gusto amargo) ya es pasado.
Buen texto

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