miércoles, 21 de octubre de 2009

Mar erótico.


En aquel paraje el río formaba un amplio remanso entre rocas, un plácido estanque donde de niños, con 13 o 14 años, nadábamos en agosto. Un atardecer les vi. Un bello espectáculo. El hombre y la mujer nadaban con brazadas sincronizadas, tan lentamente que apenas salpicaban, sus brazos saliendo y entrando en el agua formaban una suave espuma que parecía bailar, el sol declinaba y llenaba la superficie del Ebro de sombras mágicas. Creo que ahí comencé a interesarme de veras por la natación. En septiembre volví con mayor entusiasmo a la piscina, a los entrenamientos.





Pasaron los años, no demasiados, en una película, no recuerdo el título, el hombre y la mujer se abrazaban en una playa inmensa, desierta. Era de noche, la luna iluminaba levemente la arena, se escuchaba el mar. Los dos se juntaban, corrían entre risas, desnudos se lanzaban al agua. En el claroscuro se mezclaban los cuerpos, burbujas, las olas y en un plano fijo sus rostros reflejaban una intensa pasión mientas se amaban.



No contaré las impactantes escenas de Polanski, puro cine de arte y ensayo,.

Tampoco lo de mi novia Elisa que tenía aversión al agua y que el día que quise besarle en un plácido lago casi se desmaya de la impresión. Era especial aquella chica

Bien, seguro que mezclé estos recuerdos en algún lugar de mi cabeza y de ahí me quedó la fantasía de querer hacer el amor en alta mar. Soñaba con ello, me excitaba pensarlo, me demoraba en los preparativos. Tal vez el haber sido tantos años nadador de competición me marcó, el recuerdo de aquellas deportistas con sus trajes de baños ceñidos, con aquellas espaldas en uve, los labios brillantes, me predisponía a ello.




La cuestión es que no he practicado sexo en el mar hasta este verano.
Ya he contado donde estuve de vacaciones y no insistiré en ello.
No he contado con quién estuve pero tampoco importa demasiado.
El caso es que una noche especialmente apasionada, después, le conté mi fantasía a G, lo adorné, lo susurré a su oído.
G nada lo justo pero le pareció bien.






Al día siguiente alquilamos un pequeño bote a motor, no era el Queen Mary pero serviría.
La mar estaba en calma, un farol en proa navegábamos alejándonos de la costa. La temperatura era deliciosa. La luna alumbraba tan cerca que parecía que podíamos llegar a ella de un salto. A los lejos veíamos los pueblos iluminados.
Paramos el bote, nos miramos un poco nerviosos, -aquí- dijimos al unísono.
Nos quitamos la ropa y nos deslizamos al agua.
No era tal y como había imaginado pero nuestros cuerpos desnudos nos hicieron reaccionar. Era una mezcla de deseo, miedo, mantenernos a flote, respirar, besarnos, tocarnos.
Poco a poco fuimos acoplándonos y el abrazo comenzó a funcionar.
Hasta que oímos un chapoteo cercano.
-¿Qué ha sido eso?- preguntó G.
Ahí terminó la magia.
-Habrá sido un pez saltando, no te preocupes-dije.
-Tengo miedo, volvamos- dijo ella.
El bote se había apartado unos metros, nadé en su dirección. Unas nubes ocultaron la luna. Con la oscuridad calculé mal, ya que estaba un poco más lejos que lo que pensaba. G me llamaba -¿Dónde estás?-. Seguí nadando.
Al cabo de varios minutos comprendí que me había perdido y empecé a preocuparme por G ya que no nadaba demasiado bien.
Unos minutos después me preocupé por mí mismo ya que el cansancio y el frío me agarrotaban los brazos...




Obviamente no me ahogué –ya que lo estoy contando- pero he decidido no dar un final a la historia.
Prefiero que tú que lees la imagines. Y, si quieres, me lo cuentes.
Aquel que más se acerque a lo que ocurrió le invito a cenar ¿vale?



28 comments :

Tesa dijo...

No tengo final para tu historia, pero sí para la mía.
Yo soy como esa Elisa que dices porque no nado nada y cuando una vez alguien me sugirió nadar juntos hasta la boya, como algo muy romántico, tuve que declinar la invitación y cambiarla por actividades, más seguras para mí, en tierra firme.
Es lo que tenemos las chicas de secano.
:(

ybris dijo...

Me sonrío pensando en que mientras te leía iba imaginando la sorpresa final ya que, sobre magnífico nadador, como excelente narrador que eres, no podía acabar el relato en lo obvio sino en lo sorprendente.
Aventuro:
"... En ese momento me desperté bañado en sudor frío con un grito imposible anudado en mi garganta: ¡G.!"

Aunque no acierte te diré que me has picado la curiosidad y, antes de que sea demasiado tarde, tendré que intentar algo parecido -siquiera sea literariamente- donde haga pie. No me veo en alta mar ni sobre profundidades lacustres pensando en mantenerme a flote y en el resto.

Un abrazo.

Tinta de aterrizaje dijo...

En el Titanic, Kate Winslet es la que vive.
G parece quedar en un punto impreciso, dentro de la agonía, alejada del placer.
O G puede tener ese punto de ficción en el que, aunque nades a corriente, no lo encuentras.
Perdón, si G era ella, la blanca ausente.

Otra vez me excedí.

Ventana indiscreta dijo...

Sir Peter, procelosos son tus sueños, calmos tus despertares.

Besos.

Magnolio dijo...

Un buen ejemplo de lo que suele ocurrir con las cosas del sexo, mucho mejor la improvisación y las fantasías para fantasear:

Vuelves al hotel con G - en este relato no cuadra su desaparición - como estáis helados del remojón, os quitáis la ropa mojada y, ahora, con sábanas a la vista, pues eso, al abordaje mutuo.

O también: G está tan cabreada que te manda a hacer puñetas y sigues nadando tú, solo, el resto de las vacaciones.

Nikté dijo...

G está de pie,abrigada por una gran toalla de playa,con el pelo chorreando, mirando hacia lo lejos, inquieta como un pez.

Unas brazadas más y la encuentras.
Subes hacia G con ganas.

G ríe y tú la abrazas, abrazas su cuerpo enfundado en el tierno tacto de lo que le cubre.

Y lo hacéis, no se si el amor o las victorias de Neptuno, sobre la cubierta del pequeño barco.

ana p. dijo...

A G. la rescató una enorme lancha motora que iba a una fiesta en una casa privada encima del mar. él se puso a hacer el muerto en el mar para descansar del esfuerzo hasta que su cabeza chocó con algo duro, que resultó ser la barca buscada. Se pasó toda la noche, farol en mano, buscando a G. hasta que, con las primeras luces, el sonido de la música le llevó a levantar la mirada y vio a G. en una de esas piscinas infinity, entregada al placer que el cuerpo de un fornido hombre de mar le proporcionaba en la parte que menos cubría de la piscina.

mirada dijo...

Pedro, no era un pez, corazonciño, ese sonido en el agua fue el farol de proa que se cayó al mar al soltarse la baderna.
Menos mal que G. llevaba al cuello una teleasistencia conectada con emergencias, sino no sé que sería de ambos.

Me has hecho recordar la última vez que me metí con luna llena en el gran océano atlántico, ¡qué agua fría!, ¡qué sensación tan rica en toda mi piel!, como si burbujitas en cada poro estallasen....
Hasta que unos crustáceos resbaladizos rozaban mis piernas y me asustaron, grité llena de pánico, no veía lo que podrían ser aquellos bichitos.
Una luz apareció en la orilla, P. detrás de la linterna me sacó de allí, llenándome de besos y calores. Fue extraordinario.

mabel g. c.© dijo...

1º- Cuidado con los atascos, son terribles para la buena salud física y mental.

2º- El ruido que oísteis era un percebeiro furtivo, que encontró a G en el punto a donde os había llevado la corriente (de agua). La subió a su barca y le dio una manta con que abrigarse.

3º- El percebeiro te conocía de vista, ducho en movimientos dentro del agua, te buscó pero no te encontró. Convenció a G de que lo mejor sería avisar a las autoridades portuarias y se encaminaron hacia la costa. Sintió en su pecho la gloria de los héroes de ficción e imaginó a G entre sus brazos.

4º- Tú nadaste, cansado y preocupado y sobre todo fastidiado por el mal final de una historia tan romántica. La luna volvió a brillar cuando la nube se apartó y pudiste ver la barca, que no estaba demasiado lejos.

5º- El final de los finales, será mejor que lo pongas tú.

Un beso sala'o.

 Mayte dijo...

Que entreveradas se ponen tus letras a veces... Creo que G si que sabía nadar mejor de lo qué El pensaba, y aquí se me ocurren dos finales pero como soy tan indecisa...se los dejo al mar para que los guarde.

Un bikiño...y salgo de puntillas :p

pepa mas gisbert dijo...

Yo diría que fue un sueño o peor pesadilla, pero lo que quiero decir es que mal han hecho algunas escenas de películas como la de la foto para nuestras costumbres algo más prosaicas. Hubiera sido mejor recordar "Tiburón" por ejemplo.

Un abrazo

Nikté dijo...

Joe, se puede dar otro final?
Es que esta mañana me he levantao mu romántica, eso fue antes de ir a trabajar, ahora como he vuelto, me gusta más la versión del tiburón de Alma


Tú gritas mucho, la llamas a ella, o sea a la G,de punto g- ¡¿Dónde te has metioooooo, que no te veooooo?!
Ven pa cá que te voy a...; y a esto que viene un tiburón.

El tiburón que ya se ha visto más de un documental de Nathional Geografic, estudia de lejos al individuo, como va sin bañador, no lo reconoce como humano, al menos uno cuerdo,y huye despavorido.Es así como te salvas de tan enorme peligro oceánico.

He de añadir como apunte aclaratorio, que durante horas te habías hecho el muerto para que el tiburón no te atacara,tú también ves Nathional Geografic, por lo que G, ya había hecho en ese momento varias llamadas: a la funeraria y a tu tía la de Jerez, una tía que no sabías ni que existía pero es la única que te quiere de verdad.

Una vez que ya dejas de hacerte el muerto y el tiburón huye despavorido, te acercas a la barca donde G te recrimina: " pa esto no me traigas más aqui"


Fin

LA ZARZAMORA dijo...

Y en eso llegué a la orilla.

Bs

pepa mas gisbert dijo...

Obediente vengo porque me ha pedido Nitké que venga a leer su final y obediente lo leo. Y ya puestos decido que G. no vuelve porque ha encontrado un sireno estupendo, un neptuno con el que no le asusta follar en el mar y porque se dice que en la tierra la cosa no esta para muchas fiestas ni cohetes. En cambio tu, no has encontrado a G. (no te duele mucho tampoco) y piensas que hermoso sería hacer el amor en una estación espacial, hermoso o dificilísimo.

Un abrazo sin gravedad

elena clásica dijo...

Con lo bien que iba la cosa, que después de tan deliciosa introducción de arte y ensayo el erotismo nos iba prendiendo la mecha, ya en la lancha, en un mar que abrazaba estremecimientos, ¡se torció!, pero claro, a ver si no qué íbamos a llegar hasta la luna, ¿o qué?
Final: tiritando de frío, G te llama a gritos, inesperadamente agarrada a la barca, tú perdido en la oscuridad. G empieza a acordarse de toda tu familia.
Perdiste un amor, perdiste una amistad, pero y la tiritera acompañada de tos seca que ganaste, ¿qué?
Vaya los malos presagios se han apoderado de mí para este final, no me negarás que el final se vislumbraba negro, negro...
Qué genial, besazos.

Arantza G. dijo...

G alcanza el bote y va a por tí, te rescata y hacéis el amor en el bote a la luz de la luna.
Un beso.

gaia07 dijo...

“Cuando G. se quedó sola volvió a oir el chapoteo, le llamó, estaba asustada, giraba a derecha e izquierda y daba vueltas moviendo los brazos. Apenas habia visibilidad pero al cabo de un minuto la nube dejaba paso a la luz de la luna de nuevo, una masa oscura se acercaba. Le llamó otra vez más asustada aún, la masa paró su avance y emergió una cabeza, aún lejos alguien preguntó ¿Hay alguién ahí? Se sintió aliviada y le contestó, al mismo tiempo que, azorada, buscaba una explicación lógica con que contar su aventura. Decidió contar la verdad a medias, o sea, eludir el tema sexual. El tipo -un fornido buceador que practicaba no muy lejos de su barca anclada (si no, no hay quién se crea esto)- se ofreció a llevarla yendo a tramos y parando a descansar.

Cuando volvió la luz de la luna, pudo calcular mejor a la distancia que estaba la barca, y la alcanzó con esfuerzo rogando por encontrar a G bien. Una vez en el bote intentó dirigirse hacia dónde habían estado juntos llamando a voces preocupado. Hacia rato que habia dejado de oirla.

Al cabo, el buceador -listo el hombre- se adentro buscándole con el farol y le guió hasta el embarcadero.
Claro está que, visto lo visto, G se quedó con el buceador, hombre precavido.
La lección le sirvió de mucho, en el siguiente rescate él era el buceador.”


Anda, que largo me ha salido. Ahí te lo envío.
Se que no acertaré pero la cena no me la pierdo aunque pague yo.
Un abrazo (mejor fuera del agua)

Pedro M. Martínez dijo...

¡Vaya presupuesto! 17 cenas (de momento)
Estoy asombrado y regocijado.
Este cuent(it)o lo empecé con mucho entusiasmo pero se me quedó ahí. Cada poco lo abría e intentaba darle forma. Imposible, se resistía el maldito. Pensé varios finales pero en cada uno de ellos me perdía más. Opté por no ahogarme y lanzar un SOS. Ha funcionado. Me he divertido mucho. Muchas gracias.
Es un lujo esta comunicación, pongo los brazos en cruz, miro al cielo y pego un grito al aire (es que cuando me pongo nervioso no sé estarme quieto)

cristal00k dijo...

Jo! vaya tela que tienes Pedrito... la que has liao en un momentito de ná, primero en el agua y despues en secano.
Como finales ya veo que te sobran, pues que nada, que la foto esa que te gusta tanto son Burt Lancáster y Deborah Kerr en "De aqui a la Eternidad" Que no me acbo yo de creer que no lo supieses, pero en fin... aqui queda.
Besos.

MaLuisa SChaves dijo...

Si mi piel se arrugase solo por sus besos entre la espuma del mar...sería un higo seco con una almendra blanca y anis del Mono dentro. Sería la serranía donde se mezclan los misterios de la noche y los rumores del dia. Sería cazuela de Mojina, seca y dulce con ajonjolí, por cierto. Sería un acordeón que llora entre unos dedos viviendo. Sería arrugas de olas, una grande otra mediana y la pequeña sin dueño.

Tempero dijo...

Ya sé que no se convirtió en sirena. Eso supondría que todo tu escribir pasaría por las rocas desde las que ella te cantase. Pero dudo, ahora que lo pienso, que no se convirtiese en tal, pues tu escribir tiene algo de convulsa sal, sea maldon o sea yodada.

Pedro, aunque sueñe con una cena contigo, te anticipo el justo punto de sal.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Tesa ha quedado claro que sabes nadar y guardar la ropa. 


ybris sabes que no todo lo que dejo aquí me lo invento. De hecho no invento casi nada. Ahora mismo sigo nadando perdido en la niebla.
Como en la película Help de los Beatles. En una de las secuencias aparecía un nadador de fondo desorientado, llegaba perdido a una playa caribeña. Así estoy yo. Y no tengo a ningún Beatle que me señale el camino.
Un abrazo.


Tinta de aterrizaje nadar a contracorriente es peligroso. Y cansado. Pero te prometo que si Kate Winslet está en peligro nado hasta donde haga falta, por mares o ríos, subiendo cataratas o bajando rápidos. Menuda es Kate. Y yo.


Ventana indiscreta, con el frío marino he dejado de soñar, ahora solo nado. Para mantenerme, ya sabes. Besos.


Buen comentario Magnolio.
Recuerdo una mujer a la que amaba, una noche de verano por no hacer el amor en el mar nos amamos en la playa. O así. No había agua pero sí arena.
Entre las sombras aparecieron dos perros gigantes, nos olisquearon y se fueron. Por no morir ahogados casi morimos devorados.
Eso que ella nadaba bien (aunque era más de piscina)

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, el primer comentario está bien, pero me reservo para el otro. Te has salido.


No puede ser ana p., perdido entre las olas y G gozando a oleadas. Qué final. Desalentador. Mejor me ahogo. Jajajajajajaja


Mirada, quién fuera agua marina para abrazarte en esos baños nocturnos. Además utilizaría un termostato para que la temperatura fuera la deseada por ti (grado arriba, grado abajo).
Tú sí que eres extraordinaria.


mabel g. c., este verano conocí al más arriesgado y simpático percebeiro del Roncudo, un fenómeno entre las rocas pero también entre las letras, con un fino sentido del humor. Pero jamás dejaría a G cerca de sus manos acostumbradas tanto a la piedra como a la seda. Qué peligro de percebeiro (y qué percebes tan ricos ahí). Un beso para ti, muááá´.


No, Mayte, G nadaba lo justo, además sin flotador era bastante pato.
Lo que ocurre es que estaba en esa inconsciencia que da el amor temprano. O tardío, yo qué sé. Bikiños en olas.


mi nombre es alma, qué daño ha hecho “Tiburón” a la industria cinematográfica, señor, señor. Y a las piscifactorías. También a los miedosos. Pues mira, pensé en meter algo de esa peli pero me pareció demasiado fácil. Un abrazo

Pedro M. Martínez dijo...

Este comentario Nikté, el segundo. Todavía me estoy riendo. Olé la gracia del Sur. Te has pasao. Qué buena, chavala. Ese final "pa esto no me traigas más aqui" vale por todos mis post. Muchas gracias.
(Ay, lo que te aprecio con las cosas que me dices…)


eva-la-zarzamora, digno de Monterroso (es un elogio, claro). Bs


Bueno, mi nombre es alma, ya puestos a finales sorprendentes me podía liar con ese tritón musculoso y buen follador, tampoco vamos a ponernos melindrosos, que no están los tiempos para derrochar polvos marinos. Un abrazo ondulado.


El final, querida elena clásica, siempre es negro. Que miras p´alante y ves la crisis, que miras p´atrás y todo está lejos.
Por eso es mejor seguir en el agua. Gracias, besos.


Demasiado fácil, Arantza G., para eso ni siquiera me mojo. Sigo remando. Un beso.


gaia07 tienes esa cena asegurada. El vino lo escoges tú.
Por cierto, ¿te has bañado alguna vez de noche? ¿a que impresiona?
Ay, y si se me ha olvidado la escena del “Lucía y el sexo”


cristal00k cuando estrenaron esa peli no me dejaban entrar ya que no era tolerada a menores. No sé siquiera si había nacido. Pero la película me gustó. Excelente el papel de Frank Sinatra.
El bueno de Burt era uno de mis actores favoritos, de crío por “El temible burlón” y de mocito por “El nadador”. Cada una en su estilo te las recomiendo.


Ole, ole y ole MaLuisa SChaves, un comentario amoroso.
Qué suerte tienen los pianistas.
Y las mujeres amadas así.


Tempero, si ella fuera una sirena pasaría mis escritos por la piedra. Por eso solo la imagino, no nadadora, indecisa, perdida entre las negras aguas de la noche. Por cierto, ceno poco porque si ceno mucho, sueño. Abrazos.

Clarice Baricco dijo...

La G de Graciela, jajaja...No quiero ponerle final, pero sí quiero una cenita, digo, al menos por derecho de antiguedad, no?
Beso.

matrioska_verde dijo...

a mí lo de nadar en alta mar me da miedo... pero si he tenido, bueno he intentaedo tener sexo en el agua y es una lata, la verdad... no sé cual sería la temperatura del agua en tu relato pero aquí en Galicia a ver quien es el guapo que aguanta haciendo pinitos con el frío que hace en el agua...

de todos modos me siento muy afortunada porque como Congo y yo vamos a una playa nudista podemos disfrutar de esa sensación envolvente del agua en nuestros cuerpos...

el relato me gusta mucho, lo del chapoteo quiero pensar que ha sido un pez, hay peces que saltan mucho... y cuando los protagonistas ven que no pasa nada todo se queda en un susto... eso sí, se suben al barco y hacen el amor apasionadamente, abrumados por la adrenalina que produjo el miedo.

biquiños,.

Anónimo dijo...

Lástima... iba a decir que no tenías final...llegué tarde.
Bssssss

Blogs eroticos dijo...

vaya vaya. La fantasía y el onirismo de mano con la literatura y la lujuria. Caso poco frecuente. Buen post. Felicitaciones.

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