jueves, 8 de octubre de 2009

Magnolio.


TE QUIERO



No pongas esa cara de sorpresa, ya sé que lo de la semántica te mosquea, que te cansa mi empeño en tanta precisión cuando te pregunto cómo entendernos si las mismas palabras significan diferente.

Tú lo tienes muy claro. Llevamos juntos veinte años y somos la envidia de los otros, de los que no tienen ganas, de los que no pueden, de los que pueden fuera, pero no dentro de casa. A ti no te ocurre: siempre quieres, siempre puedes. Conmigo.

No, no pienses cosas raras: no te voy a decir que finjo (no soy tan buena actriz), o que voy a dejarte por otro, sólo pensarlo me entran escalofríos, no se me ocurre mejor compañero que tú y hace tiempo comprendí que eso, una buena compañía, es una bendición de los dioses.

Lo que me gustaría es que entendieras esa distancia que tengo que recorrer entre la nada y el seísmo, desde lo que sueño a lo hago. Y el esfuerzo, ese al que mi cuerpo a veces se rebela.

Ahora tu cara es de extrañeza. No tienes ni idea de lo que hablo. Es una de las cosas que me gustan de ti, que no hay fingimiento. Cuando digo esfuerzo hablo de un acto de voluntad y para mí el deseo es ajeno a ella, a cualquier anticipación, a cualquier reflexión previa. Surge. La forma puede variar, pero cuando lo hace tiene un distintivo inconfundible, la conmoción es inmediata. Te sientes sacudida en alguna parte, a veces empieza en el dedo gordo del pie derecho, en los párpados que no se están quietos, en el temblor de los labios que dejas de controlar, que campean por sus fueros, que les dices ¡ya está bien! y ellos ni caso.

Ni caso. Esa es la expresión que no encontraba. ¿Lo ves? Cuando usas las palabras, ellas te ayudan. Son muy agradecidas, las palabras.

¿Te ha quedada clara la diferencia? Venga, no te enfades, ya te he dicho que te quiero.

Magnolio.









12 comments :

Ventana indiscreta dijo...

Sir Peter, 'desde lo que sueño a lo hago'. Desde lo que sueño a lo que hago. Que un 'que' se vaya a los abismos y ya sí hay distancia, desde lo que sueño, desde que lo sueño, todo sueño suena a admiración, todo hacer suena a redundancia, con conmoción, pero a redundancia. Uff, me he quitado un peso de encima. El dijo sobre ella, nadie comprendía el perfume de la oscura MAGNOLIA de tu vientre, nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes. Interpreta, sir Peter.

Pedro M. Martínez dijo...

Ventana indiscreta este caballero que alquila su alquiler de blog se honra hoy con la colaboración de una dama que firma como Magnolio.
Este Magnolio aromatiza el blanco del jueves con su texto que agradezco y leo, que intento interpretar y comprender. Al no ser capaz de hacerlo, simplemente lo disfruto.
Este sir apenas es palafrenero y sus interpretaciones son muy limitadas aunque siempre llenas de respeto al trabajo y a las opciones ajenas. Con dificultad comprende los posibles equívocos de denominaciones de árboles masculinos y femeninos, del yo y el tú, de la separación de géneros y generales, pero.
Querida mía, eso sí, el trato frecuente con caballos y plantas, con ensoñaciones de estrellas y cometas, la ingestión de líquidos, humos y buenos humores, el cultivo de tomates, la cría de palomas mensajeras, la actividad corporal y el desarrollo de sextos, séptimos y octavos sentidos me hacen ser, sí, muy sentido, que casi todo me lo tomo a pecho, vaya, que es un sin vivir, que me dicen atchis y digo Jesús o saco la daga, según.
Debe ser el otoño.
Y.
Manuel puede decirte que Morente hace una interpretación magnífica de ese nadie sabía que martirizabas un colibrí de amor entre los dientes.
Mientras interpreto, quedo abrazado a tus palabras que leerá un Magnolio sorprendido.

Arantza G. dijo...

Un "Te quiero" que lleva a tantas interpetaciones...no todo el mundo tiene el mismo cristal, no siempre se quiere decir lo mismo.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, es un escrito lleno de sutileza (s).
No me gustaría ser el destinatario de esas palabras, ni un poco.
Si no he entendido mal la protagonista quiere a ese al que habla. Así se lo dice: ya te he dicho que te quiero.

También le parece que es un compañero óptimo, un entusiasta, siempre que quiere puede, no entiende lo que dices pero puede y quiere.
La protagonista accede y quiere, cambia polvo por brillo, no finge pero, ay, le falta ese deseo que le descontrole, que convierta su cuerpo en un remolino, que lo de dentro se coma a lo de fuera, que lo funda y confunda, que le enajene. No cómoda rutina, no, pasión, no (solo) un buen compañero, no, un ciclón que le lleve a esa dimensión más allá del día a día.
Me gustaría decirle a esa protagonista que no se puede soplar y sorber, que para hacer una buena tortilla hay que romper los huevos, que no se puede estar en misa y repicando, que el/la que no se arriesga no cruza la mar, que si “te quiero” ya no hay más. Y si no, no.
O sí, yo qué sé, en este mundo de la literatura hay sitio para todo

Muchísimas gracias por tu escrito.

Magnolio dijo...

A ti Pedro, por los Modigliani y demás.

Me voy de viaje y las prisas me impiden alargarme: aún siendo la voz femenina (más fácil y rápido para mi), el protagonista realísimo de este relato es masculino.

Un abrazo.

mabel g. c.© dijo...

De estas cosas no sé nada, a mí que me registren, un magnolio, dos magnolios, tres magnolios...

Veinte años en este caso parece que sí son algo, no como decía el tango, ¿no?

O tal vez, la respuesta la tenga MILANÉS, en la letra de su canción "Para vivir".

Besos a tod@s, magnolios y magnolias.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio comentando en Magnolio, Modigliani es muy suyo y no le he pedido permiso, espero que no se enfade.
Muchas gracias a ti por compartir este relato digno de mejores páginas.

El protagonista real de tu relato es masculino porque lo dices tú. De no hacerlo, es un personaje tan, tan femenino que solo lo puede escribir una mujer tan femenina como tú. Sabes (supongo) que creo más en personas que en distinciones por sexo, género, religión, categoría social, casta, tribu o lo que sea, pero esa señora que habla/escribe a su pareja lo hace con un final de te quiero y con un principio que no es un final, ambos muy definitorios.. Y me lío, deben ser también las prisas, aunque no me voy de viaje
Te lo deseo bueno (el viaje) y un feliz regreso.

Un abrazo.

virgi dijo...

"...la distancia que tengo que recorrer entre la nada y el seísmo..."
Esta frase, cristalina y breve, me hace admirarte, Magnolio.
La conservo. Efectivamente, las palabras nos ayudan.
Un abrazo

gaia07 dijo...

Hacerle ver que esa distancia que hay entre su calma y su pasión, requiere un estado de alerta, un estar siempre preparada que deriva en un hacer “ni caso” -cuando el deseo solo debe ser explosión inesperada-, le resulta una diferencia tan nímia para su capacidad de acción masculina, que es casi una queja que exista esa diferencia, incluso, sin entenderla.

Magnolio estupenda visión de la incredulidad masculina. Quizá sea hora de dejar de estar en alerta y dejarnos sorprender, y si suena el ni caso, pues ni caso.

Tempero dijo...

Sí, una interpretación de Morente en un disco 'Lorca' de campanillas. Pero te añado otras dos interpretaciones de ese poema de Lorca:

Carlos Cano

http://www.goear.com/listen/972bbb4/Gacela-del-amor-imprevisto-carlos-cano

Mayte Martín

http://www.goear.com/listen/a3820b4/Gacela-de-amor-imprevisto-mayte-martin-hermanas-labèque

De todas formas la/el protagonista del te quiero tiene una irradiación exageradamente confusa y pretenciosa del sexo. Vamos, que quiere una distancia de óleo y pincel para pintar un orgasmo. Le remito a esa gacela del amor imprevisto de Lorca donde la gacela salta y la voz del yo no pone tantas pegas. Luz y metáforas.
Y que conste, hablo e interpreto de un texto sencillo y bello.

Señor Pedro, un saludo y buenas noches.

LA ZARZAMORA dijo...

Pffff, Magnolio,
si tú logras entenderte...
Bss a los2

Shandy dijo...

Mmmmm ...Magnolio, árbol. Magnolia, flor.

Pero la "oscura magnolia de tu vientre"... y "el colibrí entre los dientes"...

Él ¿árbol?
ELLa ¿flor?

Te-quiero o Quiero-te.


Sí, las palabras están llenas de significados, además de los del diccionario.

Me gusta el texto, Magnolio.
"Lo que me gustaría es que entendieras esa distancia que tengo que recorrer entre la nada y el seísmo, desde lo que sueño a lo hago. Y el esfuerzo, ese al que mi cuerpo a veces se rebela".
"Siempre quieres, siempre puedes. Conmigo".
Yo lo intrepreto a mi manera.

Un magnolio florecido para los tres: para Pedro Glup y para Ella Y ÉL.

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