martes, 1 de julio de 2008

En el margen.


Escojo ser en el margen como única posibilidad de existencia.

(Julia Otxoa)

Estoy en el margen, en el punto ciego de la pureza y aunque nunca he tenido facilidad para los idiomas ni para las lenguas muertas, estudio la geometría de la osamenta, sueño bajo las mariposas azules que abrevan en la mirada limpia, aparto del espanto las sombras de los enamorados.

No estoy cansado, no, esta presunta poesía tiene la ventaja que no te mojas, no te manchas, sorteas la baba negra con laberintos y ciervos sobre el altar de lo inaprensible, utilizas el alfabeto de los náufragos.

Por ejemplo.

Los de la camisa negra. Por suerte nunca han llamado a mi puerta. Digo suerte y digo silencio, el mío, tan culpable como las voces airadas del otro lado. Digo nunca y digo ahora, desmemoria de cuando la muerte paseaba cada día por nuestras alamedas, por nuestros templos, por la mirada cómplice de los que giraban la cabeza. Digo puerta y digo candados, aburrimiento de liturgias cerradas, de códigos incomprensibles, del capricho de verdugos sin azar.

Luego se cambiaron de camisa, del negro al verde, luego roja, después blanca, no sabías con quién hablabas, que les veías desde fuera y no les conocías, que disimulaban tanto que no había tiempo para asimilar el trueque de máscaras, de casullas, de ideas caprichosas, que hoy era blanco, mañana estaba transparente y nadie veía lo que venía, tormenta o sirimiri, llovizna, calabobos que también se dice y bobos o algo peor éramos, lo somos aún en las filas de una aparente indiferencia, ajenos, con la pintura lista para mimetizarnos en cuanto se oculta el sol, cuando sale la luna.

Ay, la luna.

La vida era un bien escaso, frágil, el dolor estaba repartido en cuotas descompensadas. Alrededor había llanto, espinas y pensar no estaba mal visto, decir lo que pensabas, sí. Que, un suponer, dabas la mano a un hombre gris y al instante saltabas dentro de un círculo con velas y muérdago. Desde entonces ya nada era lo mismo y caminabas atento a tu sombra. Un día descubrimos que mirando hacia atrás no avanzábamos y leer entre líneas ya no estaba de moda, que se podía hablar…

¿Estás seguro?

Y nos callamos, por si acaso, renunciamos a lo evidente, enjaulamos la risa y coqueteamos con el disimulo, cubrimos las sonrisas con el abanico, aprendimos la seña de treinta y uno, la de pares, el guiño cuando la partida nos era favorable y solo apostábamos por la victoria -que era la huida-, señalamos el norte desde la proa de un barco varado en la arena, burdo decorado, carcasa de papel, los músicos con laúdes y chirimías sobre carromatos de cartón, el camino al exilio de nuestra propia dignidad.

Alto, alto, alto.

Estoy en el margen, en el punto ciego de la pureza y aunque nunca he tenido facilidad para los idiomas ni para las lenguas muertas, estudio la geometría de la osamenta, sueño bajo las mariposas azules que abrevan en la mirada limpia, aparto del espanto las sombras de los enamorados.

No estoy cansado, no, esta presunta poesía tiene la ventaja que no te mojas, no te manchas, sorteas la baba negra con laberintos y ciervos sobre el altar de lo inaprensible, utilizas el alfabeto de los náufragos.


El secreto de la poesía pertenece más al náufrago que al navegante,

(Julia Otxoa)


25 comments :

Anónimo dijo...

yo el margen únicamente lo uso para apuntar cositas que se me olvidan de la lista de la compra mientras escribo..jeje

abrazo

gaia07 dijo...

Yo llegué después.
Veo comportamientos que no me gustan y no los entiendo. Pero cuando vuelvo la vista atrás y repaso lo de entonces, comprendo un poco mejor. Vivir en sociedad es vivir protegido físicamente, pero puede ser contraproducente mentalmente, te conviertes en masa, y parece tan apetecible para algunos manejarla, sabotearla, ultrajarla, desnaturalizarla; dejamos de ser individuos respetables para convertirnos en objeto utilizable. Pero sentimos, vivimos, morimos individualmente, y tanta vejación en nosotros y en otros nos destroza.

Esta maravillosa poesía es lo que hemos aprendido de aquello, decir sin decir nada, sentir sin que se note, brillar sin deslumbrar.
Me gusta que los que llegaron antes me lo cuenten, no me canso de ver lo bien que se sienten cuando lo hacen y dicen “hasta que yo me vaya”, sabiendo que les escuchas y después guardaras silencio hasta que se haya ido. Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Kartak, se me ocurren varias respuestas.
Utilizo esta: ¿has probado con jalea real? (no, no me refiero al sexo, me refiero a la memoria)

Pedro M. Martínez dijo...

Oye, oye, gaia07, ¿me estás llamando viejo? ( Me gusta que los que llegaron antes me lo cuenten)

Jajajajajajajajajajaja.

Pues eso. No sabes lo que me ha costado escribir esto de hoy (lo escribí la semana pasada y le di muchas vueltas)
Tengo dudas sobre si he sabido decir (sin decirlo) lo que quería.
En fin, quizás (me) pido demasiado.

Un abrazo y un beso (aprovechando)

Anónimo dijo...

Si, realmente tú has llegado antes, pero no creo que sea por edad, ni tan siquiera por velocidad, es una razón tan sencilla como que tu mente es privilegiada, y cuando los demás vamos, tú ya estás de vuelta... convencida lo digo.
Besos a cámara lenta

Pedro M. Martínez dijo...

Lenoir, en este blog que es escrupulosamente respetuoso con la libertad, quedan prohibidos este tipo de comentarios.
Y no porque me parezcan bien o mal, no, me da igual, sólo porque se me queda una cara de tonto que sumada a la que ya poseo me hace muy difícil aguantar el tipo e incluso el transito normal por las calles y otras vías de comunicación. Y, claro, salir con capucha o gorro con este calor como que no.
Te juro –y créeme- que no tengo ni p. idea de casi nada.
Ahora, eso sí, procuro ser un tío legal y llevar una vida con alegría y buen humor.
Escribir es una actividad, otra, de las muchas que me gustan.
Pero muy tonto sería (a pesar de la cara esa que se me queda) si mis esfuerzos e ilusiones los dedicara solo a una página, un blog o lo que sea esta historia. La verdad, con este tiempo – o con lluvia, nieve o huracanes- prefiero estar con aquellos (as) a quienes quiero, con personas de carne (sobre todo) y hueso, se llamen Paco, Puri, Begoñita o Andrés (aunque – o por eso- no sean Hechiceras, Magas, nombres rimbombantes o ingeniosos, apodos y nicks varios) y compartir las penas y sobre todo las alegrías, que la vida son dos días y se pasan mejor con alguien que pegado a un cristal (de esta ventana al cielo o al infierno –si los hubiera, que creo que no-).

En cualquier caso, corazón, muchas gracias y te mando flores (dos ramos)(o te mando a Sergio Ramos que es muy gracioso) (pufff).
Y un beso ni lento ni rápido, a su ritmo (el que escojamos)
Ya,

Inuit dijo...

Cómo lo que veo y lo que leo me gusta muchísimo,sin tu permiso me enlazo,perdón te enlazo.
Inuits ;))

Marina Culubret Alsina dijo...

la osamenta...
las costillas que retienen celosamente
los residuos de aire que nos definen
o
derraman las delicias de los sueños
en islas de náufragos plurilingües
...la osamenta


un placer leerte
:-)

Anónimo dijo...

Cúantas veces nos exiliamos de nuestra dignidad!
Y cúantas veces nos alejamos de nuestro yo, el que siempre estamos reivindicando...
Y todo eso por qué?
Nadie obliga a no ser uno mismo más que nosotros y nuestra absurda comodidad ante el mundo.


SV

navegar.es.preciso dijo...

Ese margen, esa frontera,
esa poesía varada
con sabor a miel, a limones
y a veces a angostura.
Un beso...

Anónimo dijo...

vale vale... ud perdone...
gracias por las flores (menos mal)

Anónimo dijo...

Yo le llamo ejercicio, al margen del plano físico. Mental.Pedro(glub), suelo escribir cuando y como me sale del alma,no se... supongo que así de esa manera no tengo que ''sudar la camiseta'', que pereza con estos calores.

Saludos

Pedro M. Martínez dijo...

Inuit, queda enlazado este blog.
Muchas gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Ay, marina, que tengo la osamenta cada vez más lejos de lo de fuera.
Y es que como demasiado.
Es lo que tiene estar rodeado de buenos cocineros/as.
El placer es mío (leerte, digo)

Pedro M. Martínez dijo...

Algo así Sotto Voce , algo así.
¿Dónde estará el yo?
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

navegar.es.preciso, le pones bastante hielo, un chorro generosos de ron en vaso ancho y tienes un cuba libre delicioso.
A tu salud.
Y un beso

Pedro M. Martínez dijo...

lenoir y te acabo de enviar dos jardines.
(Si no tienes sitio me avisas)
Besos y besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Ya, Aury, pues aquí dicen que mañana lloverá.
Veremos.
Saludos

Magnolio dijo...

El "alfabeto de los náufragos": ¿Cuándo me lo vas a deletrear?, sin cristal, claro.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio refugio de pájaros humedecidos por el alba, el alfabeto de los náufragos ya no lo deletreo. Sabes que soy un buen nadador (¿deberé decir era?) y he llegado ya a demasiadas playas (algunas vírgenes, pocas. Las playas).
Pero ya inventaremos algo.
Eso, cuando quieras.

mirada dijo...

Eres genial, me encanta.
No sé si sabrás que te leo, te releo, gozo con cada una de tus metáforas. Me encanta, me encanta...
Un beso

Pedro M. Martínez dijo...

Mirada, soy trabajador.
Sé que me lees.
Sé que me encantas.
Sé que te beso.
Guapa.

Anónimo dijo...

Me encanta la estructura circular de tu post, muy bello de principio a fin!

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, Malvada Bruja del Norte, se hace lo que se puede.

mirada dijo...

Me sigue gustando mucho este texto, yo de ti lo podría en el libro :-)

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