lunes, 7 de abril de 2008

Rimbaud.

Antaño, si bien recuerdo, mi vida era un festín en el que todos los corazones se abrían y corrían todos los vinos. Una noche, senté a la Belleza en mis rodillas, y la hallé amarga, y la cubrí de insultos. (Rimbaud)

Erykah Badu canta, Yma Sumac canta, Panero habla y deja poemas como insultos a la inteligencia de los inteligentes y yo no entiendo, por eso es estimulante el diálogo aunque sea entre biombos, aunque los antifaces, aunque las distancias, aunque las mentiras empiecen a ahogarnos y nadar bajo el agua tiene el límite de la capacidad pulmonar del que se desliza entre ondas y peces, entre algas que ocultan y arrecifes que desgarran el confiado casco de cargueros surcando mares transparentes pero, desafiando olas y espumas, monstruos marinos, cachalotes y orcas agresivas, salvavidas atrofiados que miran sin ver desde su altura en playas en las que ya no caben los que no saben nadar, los desplazados, los apátridas, los diferentes, los que no se enamoran ni de sí mismos, los últimos en llegar sin haber salido y hay días que no está uno para nada aunque la lluvia siga sin traducción y la geografía de la gloria siga dentro de una incógnita de exploradores impotentes, de olas en la piscina mínima de un jardín japonés que no sabe usted con quién está hablando y ni con un zumo mañanero de rosas rojas se dilatan las pupilas de los dormidos voluntariamente, hay que ver, que entre un insomne feo y la bella durmiente no sé con quién quedarme y aunque no estuve en Pompeya a veces me siento sepultado bajo montañas de lava aburrida, de materia gris incapaz de traducir alfabetos turbios, que los pájaros cantan siempre la misma canción, que estamos aburridos de pájaros, de los mismo pájaros, de la misma jaula, del bosque donde nos perdimos hace años, entre lobos y sacamantecas, en la oscuridad, en el silencio, en el peligro de incendios, destrucción del maná, frutos, raíces, recuerdos bajo la corteza, amo a Carmen grabado en el tronco, añoranza del deseo, de aquel deseo poderoso bajando de cumbres en las que apenas se podía respirar, repetición del miedo, vuelta de tuerca al no ser, a la inconsciencia, al punto cero, hay mañanas que divago, como esta, de cielos azules y nubes dentro del pecho, de dolor sin saber la causa, de una desesperanza tal que meto la cabeza bajo una piedra y si se cae el mundo que me pille dormido. Lástima de insomnio crónico.

Esto tiene un límite, llega desde aquí hasta aquí (y hace el gesto con las manos).
A partir de ese punto empieza el hastío, sin vuelta atrás, sin remedio, sin otra solución que continuar como si nada hubiera pasado (o cerrar la puerta y volver al principio, o buscar nuevos horizontes, o dar fuego a la barraca y aquí paz y después gloria). 

14 comments :

Margot dijo...

Siempre me asustó la precocidad de Rimbaud, no así la locura (locura?) de Panero...

Ni tu forma de contar la pecera o el deseo de querer quemar la barraca. Boqueo como un pez buscando aire, ese insomnio tan de día, a veces.

Pero hasta aquí y a partir de aquí, también... y un beso, o dos, o muchos. Amanece que no es poco.

ybris dijo...

Extrañas paradojas de bellezas amargas y maldiciones a la inteligencia.
Siempre nos quedará el diálogo.
Y, por lo que a mí respecta me parece mejor el insomne feo -como yo- que no la bella durmiente - que yo creo que ronca.
Y el hastío debe de ser algo así como un puzzle para disfrutar resolviéndolo.

ABrazos.

Nikté dijo...

Que bonito escupes, a mi es que no me lo tienen permitido y si lo hago y si lo lanzo, ese mismo escupido lo devuelve de nuevo el cielo y cae sobre mi cara, concretamente sobre la lente del ojo izquierdo, la que más.

irene dijo...

Los sueños son absurdos, las pesadillas más, el insomnio los evita.
A pesar de no querer interpretarlos, a veces lo hago y no me gustan las conclusiones a las que llego.
Todos tenemos nuestras locuras.
Mejor continuar como si nada...
Mejor soñar despierto.
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Los lunes, dulce Margot, son días de contraste.
Entre Rimbaud o Panero me quedo con el segundo.
Entre una pecera o el Cantábrico me quedo con lo segundo.
Entre darte un beso o no, te lo doy, pues claro.
Y otro más.

Pedro M. Martínez dijo...

Y París, ybris. y París.
El hastío debe ser un gozoso extremo, a partir de ahí ya todo es cuesta abajo. Hacia el gozo.
abrazOS.

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté, a veces leo un comentario y de inmediato releo mi post.
Cuando no coincide uno con el otro me pregunto dos cosas.
¿Qué coño han leído?
¿Qué coño he escrito?
Pero nunca llega la sangre al río.
Limpia esa lente.

Pedro M. Martínez dijo...

irene, viajera, por lo que te leo hemos coincidido en muchos destinos (en tiempos diferentes).
Nunca he sabido cerrar los ojos -a la realidad-.
Aunque siempre los he tenido –también- muy abiertos a la fantasía.
Nunca he sabido disimular, cuando hay algo no sé estar como si nada.
Así me ha ido (a veces)
Pero, lo contento que estoy conmigo mismo ¿qué?

Un abrazo.

Nikté dijo...

Mi querido Pedro
No seas tan grosero con tanto coño y no te pongas así que quise decirte algo bonito.
Fuiste tu el que no entendiste nada, pero no importa.
Al final tendré que no comentarte tus entradas como lo vengo haciendo.
Solo te leere como hasta ahora.
No quiero sangre y meno una que llegue hasta un río.

con escupir me refería a como lanzas esos pensamientos cuando escribes y ya te dije que era bonito
Te lo digo por si te sirve de algo.

Un beso

Carmen dijo...

Querido amigo... el mundo no caerá de repente, desde este lado del biombo puedo susurrarte bajito ahora que nadie nos oye: que mejor leer lo que se entiende, que los días en los que no se está, ni se es, es mejor no divagar, que bendito aburrimiento de todo, pues garantiza cada día, uno detrás del otro, que mejor que te canten los pájaros a que te canten las cuarenta, que todo lo malo acaba, y lo bueno también, que no desesperes... y que siempre paz... y después gloria.
Levanto la piedra bajo la que te has escondido, para darte un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Mi querido y sensible Nikté, perdóname mis coños, mi falta de sensibilidad, mi deslenguada actitud.
He tratado de reflejar mi pensamiento cuando leo algunos comentarios, en general, no el tuyo concreto. En ningún momento había intención de ofenderte, por supuesto,
Que te lo tenga que decir me molesta. Por ti.
Pero no tengo el más mínimo problema por pedirte disculpas públicamente.

Aaaanda, no te lo tomes a pecho.
Uy, perdón, a torso.
O algo así.

Ay, señor, señor.

Pedro M. Martínez dijo...

Carmen, me puedo esconder debajo de una piedra, cual alacrán, o meter el corazón debajo de un zapato, como Machado. Puedo buscarte tras el biombo o gritar tu nombre en una playa azotada por el levante. Puedo escribir aquí días y días y no entenderé, nunca, nada.
Pero nada.
Lo que no excluye que este beso tenga traducción.
Gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Nitké, me da rabia.
Ni te imaginas.
Uyyyyyyy.

Precisamente tú.

gaia07 dijo...

Y aún así, confías ciegamente en tu instinto. Y buscas… y vuelves… y te desvelas…
Te cantare una nana, y te daré un besito.

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