jueves, 17 de abril de 2008

Carior est ipsa mentula.

Nos amábamos con dulce pasión, nuestros cuerpos se encunaban, se acunaban, estaban destinados a ser uno, a mezclarse, acariciarse, mimarse, fundirse. Ella era (es) la mujer más bella del mundo, solo podía vestirla con su desnudez y amarla postergando mi gozo en su mirada.



Entre el ramaje de lo cotidiano, por un lado va el que trabaja, ríe, llora, se alimenta, dice, se expresa, sufre, goza, excreta, duerme, bebe, comunica, ignora, ama, busca, se pregunta por la esencia, y no la encuentra.

Intuimos otro lado, desconocido.

Un día, durante el amor, al dar dos pasos atrás y mirar desde fuera, descubrimos el tránsito brutal de la voz al gruñido, del control del cuerpo por la razón al empuje imparable del deseo sin límite, primitivo, animal.

Y surge el espanto.

Espanto al descubrirnos en el instinto, antes de la palabra, antes del pensamiento.
Ahí estaba lo desconocido.

Espanto después del deseo que fascina.

Al instaurar el rito descubrimos el cambio de la pasión del cuerpo por el fervor, por la entrega del sentimiento, dejación de la voluntad, nos instalamos en el otro. Sacrificio de la voz -del ser- por la tiranía de la emoción -ser en otro-, trueque en esa entrega del que eres por aquel al que no puedes llegar, laberinto de laberintos sin luz, doble ser deshabitado.

Y nos asomamos al abismo de ver el antes, la angustia al ignorar dónde hemos estado, no haber sido, no ser ya, nunca. Aún sabiendo que el resplandor está ahí, debajo del negro paño que cubre la sagrada cesta de juncos de los días.

¿O quedaré tirado en una playa
De aún no sé qué mar de desengaño?

(Heinrich Heine).

Milladoiro.


17 comments :

ybris dijo...

Eres un pozo de sabiduría.
Me llevas de los Epigramas de Marcial en que se pregunta si acaso uno ama más a su polla que a su vida hasta una playa de un incierto mar de desengaño con Heine.
Y entre medias la dulce pasión de amar postergando el gozo hasta el espantoso instinto de entregarse como dos irracionales (algo de eso cantaba Ana Belén ¿no?).

Un placer de viaje contigo.
Abrazos

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, ybris.
Primero por la traducción (también me lo pregunto yo).
Lo de Heine, también.
Y mi escrito...pues eso, no sé si me he ido por las ramas pero era lo que quería decir.
La canción de Ana Belén me suena, pero ahora no caigo.
Un placer tu visita, vuelve y vuelve.
Abrazos muy amistosos. Y muy agradecidos.

Єѕтnoм dijo...

La chica de la foto de ayer es la misma de la de hoy, ¿no?
Creo que se le pasó la desgana. Se la ve más ocupada.
Precioso contraste.

Petons!

Margot dijo...

Espanto? Ummm no, no creo, por eso nos gusta tanto el deseo, por sentirnos animalillos retozones y primarios. Por primar el instinto sobre el pensamiento y la palabra. Y por eso, tal vez, a veces, nos sentimos tristes tras un buen polvo (uys, perdón, tras hacer el acto; o era entreacto? ays que lío), porque volvemos a calzarnos de homínidos y es una piel que fascina pero que no abriga.

Besos desatados y rituales. También bípedos, ays.

mirada dijo...

Será la falta de experiencia, tesoro, la mía, me refiero.
He llegado a entender en su totalidad (empatizando con la sensación) el primer y el último párrafo, tan sólo.
¡ay.. cuánto me falta!
Y por encima envuelves tus palabras entre distintos colores... que si blanco ... que si negro... me tienes llena de sensaciones y emociones.
Gracias, corazón, muchas gracias por hacerme sentir así.

Nikté dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Nikté dijo...
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Pedro M. Martínez dijo...

єѕтησм, no lo sé, no llevo el control, aquí entra y sale quién quiere.
Y esa es una ocupación muy grata (a veces).
Los contrastes son hermosos (a veces)
Los besos para ti. (siempre)

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, oye, para una vez que me pongo trascendente.
Ocurre que entre animalillo (que queda así como gracioso) y animal (que queda como rotundo) hay ese trecho entre lo que intentaba decir y psss.
O viceversa.
Pero admito pulpo, te doy dos besos bestias y tan amigos.
Y otro de tamaño XL.

Pedro M. Martínez dijo...

Eso será, Mirada, pues nada, cuando quieras te lo explico.
Ocurre que eso, así, explicado, se queda corto. Hay que practicarlo (mucho) para llegar a lo que no desde lo que sí. O parecido.
Entre lo blanco y lo negro hay muchísimos grises (aunque yo prefiero lo verde).
Gracias a ti, reina.
(Y lo de Milladoiro era para ti, claro)

mirada dijo...

No creía que fuese para mí, se agradece igualmente, Pedro querido, lo que me ha emocionado ha sido leer sobre su implicación.
Muchos besos.

Margot dijo...

Ajá. Ay, los matices, los maravillosos matices...

Besos, éstos sin matizar, tal cual!

gaia07 dijo...

Obedecemos al programa natural, no tenemos opción para elegir nacimiento o muerte, sexualidad, sexo, color... En la tragedia del instinto, ni la cultura adquirida ni la razón cuentan. Eliges volver a la rutina de las normas, pero ahora sabiendo que guardas una individualidad animal frustrada.
Hoy te abrazo fuerte (usando el instinto).

Pedro M. Martínez dijo...

Te envío una aproximación a una explicación (chim pom) querida Mirada.
Y besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Es lo que da el salero Margot.
Y los besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Exacto gaia07, exacto. Es tal cual.

Nikté dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
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