lunes, 17 de marzo de 2008

Marea de palabras.(1)

Al principio se trataba de lo que decía, ni siquiera tenía relevancia cómo lo decía. Después comprendió que lo que importaba era lo que no se decía y que sus palabras no transmitían sus deseos sino que escribía justo para esconderlos, para disfrazarlos. Comprendió que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y aún así tuvo tiempo para regalarse el soroche, el mal de altura en el que se ahogo al final de una historia de la que se han perdido las huellas, lo que fue. Por eso trato de guardarlo ahora que él me llama por teléfono y angustiado me cuenta y cuenta y lo anoto para que nunca se olvide, para que lo lea en esas noches de Orfidal y sin embargo, insomnio y miedo.

Añoro la dulzura de tus manos sobre mi cuerpo, tanto, tus labios besándome los párpados, tu voz bañándome en aguas claras, como cuando con marea baja buscaba percebes en las rocas lisas, atento a las olas traidoras. Tantas cosas ignoras aún de mí, tantos cuartos en los que he dormido, tantos pájaros, animales oscuros y música. No, no te escondas detrás del abanico, no cierres las puertas, no levantes paredes imaginarias, agravios reales, silencios o despedidas, no bajes al subterráneo, no te pierdas en tus viajes. Sigo aquí, anhelándote, confuso, hambriento, seguro, con las heridas abiertas, con la memoria a flor de piel, con el cuerpo esperando el bálsamo de tu cuerpo de niña, de tu mente de anciana.

Dejé el auricular y corrí al teclado, no quería perderme ni una sola de las frases que escuché de su voz grave, como la de un caballero cubierto de hierro y cansancio que vuelve de una batalla, la de un ermitaño absorto en su rezo circular, plagado de vírgenes sobre una roca o una encina, vuelo de un pájaro de mayo sobre el horizonte infinito del amor - ¿quién dijo que el amor es justo?- oscuridad apaciguada, su voz disolviéndose en la nada del silencio estéril ahora que ella no escucha, figura inmóvil sentada entre velas resistiendo el viento del olvido, sé que es capaz de quemar el granero, la casa de la colina, el bosque de mirtos para que ella repare en el resplandor y gire su mirada, sé que es capaz de darse fuego para que ella reciba sus cenizas en una urna de mármol, de enviarle una oreja en un sobre blanco para que ella advierta la cicatriz en el lóbulo, el delicado contorno que acariciaban sus palabras de antaño, cuando él escribía estas cosas que encontré en un papel perdido entre las hojas de un libro que me prestó ayer.

... tú saliendo de un mundo que desconozco, sin saber que soy tan vulnerable que cada una de tus palabras dulces, de tus frases amables, me llenan de perplejidad, de ecos en la piedra, de cuadros

(sigue)


...y si o que sé no les sirve
no he dicho nada, sino todo.

(Neruda)

Biyouna


10 comments :

Anónimo dijo...

wow!!!! escribes genial, permíteme felicitarte; me encontré con tu blog por accidente de esas veces que uno está aburrida y se pone de ociosa en la web jeje, pero que bueno que me encontré con ésto, haces que las palabras tengan un sentido mágico =)

saludos, Paola

Margot dijo...

Pues sigamos... con lo dicho y lo no tanto.

Verás, y te vas a ir y nos vas a dejar a medias... existe el asesinato en bits? porque te mato.

Besote de lunes!

ybris dijo...

Oye ¡Qué bonito el contrapunto azulado de tus entrepárrafos!
Y es que las palabras, tus palabras, esconden y disfrazan los deseos del subconsciente.
No es extraño que el teclado acabe siendo el último confidente de nuestra memoria.

Abrazos.

Anónimo dijo...

Paola, las palabras pueden ser mágicas.
O trágicas.
Un adiós puede ser las dos cosas.
Y un hola.
Hola.

Anónimo dijo...

Lo dicho Margot, que uno no es de coitus interruptus.
Lo que se empieza se termina.
Mañana.
Para otras cosas me pongo más a la labor.
Pues eso.
Ay, que me quiero ir ya.
B e s o

Anónimo dijo...

ybris, soy puro subconsciente.
Casi siempre soy un inconsciente.
Y para cuando me doy cuenta, ya he salido o he llegado o no estoy o esto es una historia en la que no me duermo (por si no despierto).
Gracias, chavalote.
Un abrazo.

mirada dijo...

La ternura lleva de la mano la responsabilidad, también.
Ya lo decía el zorro al principito..."Eres responsable para siempre de lo que has domesticado".
Mi ternura siempre para ti, Pedro, eres muy importante para mí.
Guada.

Pedro M. Martínez dijo...

Es mutuo, Guada, lo sabes.
Tu Mirada me inunda de ternura.
En este caso el domesticado soy yo (y de qué manera).
Creo que voy a ir hasta ahí nadando.

gaia07 dijo...

"Si ya no vienes, ¿para qué te aguardo?
Y si te aguardo, di por qué no vienes,
verde y lozana zarza que mantienes
sin consumirte el fuego donde ardo.

Cuánto tardas, amor, y cuánto tardo
en rescindir los extinguidos bienes.
Ya quién me salve no lo sé, ni quiénes
clavan al alma dardo sobre dardo.

A la mañana que se vuelve oscura,
sigue la noche que se vuelve clara
a solas con tu sed que hiere y cura.

No quisiera pensar si no pensara
que, privado que fui de tu hermosura,
me olvidara de mí si te olvidara."

(De Antonio Gala)

En este te abrazo y te beso :-D

Anónimo dijo...

gaia07 y este, que me gusta:

Atardeció sin ti. Seguro y lento,
el sol se derrumbó, limón maduro,
y a solas recibí su último aliento.
Quién me viera caer, lento y seguro,
sin más calor ni más resurgimiento,
gris el alma y frustrada entre lo oscuro.


(Antonio Gala)

Beso

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