viernes, 8 de febrero de 2008

Pea


¿Me quieres, Ana María?
Yo me he soñado que sí;
mas dudo que guarde impía
la ingrata fortuna mía
tesoro tal para mí...

(José Mª Gabriel y Galán)



Colgados de relojes como espadas, pasan los días en un laberinto de humo, como el pálido jinete que cabalga un sueño. Dejan la estela de nuestra insignificancia, el frío aliento de lo efímero, las señales del camino hacia la brumosa nada.

En el escenario, en el centro, frente a nosotros, bajo el espejo ardiente del alba, el personaje G. conversa animádamente con el otro yo que le habita y comparte. Es tan joven que alterna la infancia con la senectud – el misterio no está en la edad sino en la confusión-, tan humilde que es actor secundario de su propia vida, tan imperfecto que una multitud de esclavos taciturnos copian miles de veces no volveré a nacer mientras damas melancólicas arropan sus sueños, vigilan su dieta de achicoria y le exigen exclusividad y atención absolutas.

A su lado, desenfocada, sobre una piedra verde de musgo que sobresale entre el lodo, una mujer, con el rostro difuminado, le acaricia el cerebro con un bisturí. A medida que se aclara esa imagen -como en una película de Bergman- observamos que ese rostro femenino es el compendio de muchos rostros superpuestos.

A la derecha, sentado en el suelo, un bello Jekyll recita que busca respuestas redondas como panes y encuentra preguntas duras como piedras. Varios ciudadanos pasan a su lado sin dejar ni una sola moneda en el pañuelo extendido frente a él. Canta.

A la izquierda y al fondo, justo al borde de un barranco, cuatro caballos pastan plácidamente una hierba abundante, indiferentes al abismo y a la poesía que flota en el aire. Cantan los pájaros.

Un momento, perdone, lector ¿se ha percatado usted de la lírica absurda de esta historia? ¿No? Ale, ale, léalo otra vez. ¿En qué está pensando?. ¡Más atención, oiga! –

Bien, contaba que este día, hoy, una mano surgió entre las nubes y un gigantesco dedo índice señaló al personaje G. mientras una voz tronaba en el cielo y decía - Escribe relatos para el blog Glup 2.0. Y G., obediente y crédulo, abre el baúl de las emociones, da vuelta al reloj de arena, muerde el fruto de la audacia, firma un manifiesto apoyando la eterna rebeldía ante el Poder, prepara los rudimentos del ilusionista, enciende una vela a Zeus, desayuna la ración de Prozac de los lunes, revuelve con una cucharilla de café el oscuro aroma de la soledad, sube al bajel ebrio de Rimbaud y la imaginación sale volando enredada en las garras de un pterodáctilo.

Por cierto, ¿ha leído usted “El Perseguidor” de Cortázar? ¿No? ¿Y qué hace aquí mirando esta sarta de incoherencias, esta colección de lamentos pasados de moda? ¡Rápido! corra a la librería de guardia más cercana.


Final del cuarto acto.

Julio Cortazar - El Perseguidor


8 comments :

a-escena dijo...

Como siempre, delicioso texto.
También debo darte las gracias...me has recordado que no he tomado aún mi ración diaria de Prozac.
Quizá sea buena señal.
Un beso, aún de noche.

Belén dijo...

Prefiero tus incoherencias... además a esta hora aún no está abierta las librerías :P

Besicos

Nikté dijo...

Si que lo quiero.Si que me he percatado de su lirica absurda.Si que he leído ese relato de Cortázar

Y en estos tres sies, la alucinación mía.

Mimitos a la carta

Margot dijo...

Pues yo prefiero quedarme en el centro del escenario, con G, ese personaje que me recuerda en algunas cosas tanto a mí.

Si me lo permites, eim? mandón, que eres un mandón!! jeje

Besote de viernes, por fin!!

Arthur dijo...

Yo prefiero venir a leerte, porque como yo no tengo muy fijado el hábito de leer libros, pues mejor vengo acá. Además, en un libro no podés pegar un comment y recibir una respuesta después de eso, y acá si puedo.

Saludotes y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Uy, pero es más interesante entrar a las libretas a leer aunque sea incoherencias, que leer un libro porque como yo no tengo el nivel de atención, se me olvida lo que leo.

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Carmen dijo...

Sin ánimo a que suene a frase hecha, eres el mejor descubrmiento de esta red.
Me has enganchado a tus "incoherencias", y te he leído archivos de casi un año.
Tienes un gusto exquisito para elegir a tus divas particulares.
Escribes que acomplejas.
Saludos desde el sur.

Pedro M. Martínez dijo...

Desde un sábado radiante, mi saludo, a-escena.
Y gracias.

Belén, me alegro (pero busca, a veces no son tan incoherentes).
Besicos al plato (no los frías demasiado)

Nikté, Si que (+ o -) me había dado cuenta.
Uno hace lo que puede (y no puede demasiado).
Gracias por los mimos (no sabes lo que me hacen falta)
Besos para ti.

Mis disculpas, bella Margot, me voy detrás del telón.
Y es que, claro, en tantos días vamos dejando rasgos.
Unos más luminosos que otros,
Besos de viernes en sábado (ay, como vivo)

En eso si que tienes razón Arthur, en lo de los post. Es una de las mejores cosas de los blogs, la comunicación.
Agradezco mucho que te guste venir por aquí.
Un abrazo.

O sea, como los peces Gusthav.
No te creo, eres una persona que se fija mucho en los detalles. Y memorioso.
Abrazos

Muchas gracias Carmen.
Un beso para ese Cádiz que tanto quiero.
Bueno...esto...un beso para ti...desde aquí hasta Cádiz.

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