viernes, 1 de febrero de 2008

Judith.

"...Las palabras son así, disimulan mucho, se van juntando unas con otras, parece como si no supieran a dónde quieren ir, y, de pronto, por culpa de dos o tres, o cuatro que salen de repente, simples en sí mismas, un pronombre personal, un adverbio, un verbo, un adjetivo [en la novela la frase es ésta: "Tú nunca lo has sido tanto"], y ya tenemos ahí la conmoción ascendiendo irresistiblemente a la superficie de la piel y de los ojos, rompiendo la compostura de los sentimientos, a veces son los nervios que no pueden aguantar más, han soportado mucho, lo soportaron todo, era como si llevasen una armadura, decimos, La mujer del médico tiene nervios de acero, y resulta que también la mujer del médico está deshecha en lágrimas por obra de un pronombre personal, de un adverbio, de un verbo, de un adjetivo, meras categorías gramaticales, meros designativos, como lo están igualmente las dos mujeres, las otras, pronombres indefinidos, también ellos llorosos, que se abrazan a la de la oración completa, tres gracias desnudas bajo la lluvia que cae. Son momentos que no pueden durar eternamente ...” (Saramago "Ensayo sobre la ceguera”)



Entre esas nebulosas, aquellos que me leen ignoran que nada puedo romperme ya, que todo lo tengo roto, que mi corazón está tan despedazado que el último fragmento deambula por otras constelaciones atravesando oportunidades perdidas desde el principio de los tiempos. Como un alucinado busco por las playas rescoldos de hogueras en las que no queda ni el recuerdo del fuego. Al fondo se escuchan el susurro amoroso de las tortugas en celo. Las tortugas, no lo dudes, se aman como los ocelotes y las ballenas, como los gatos de callejón o los armarios submarinos. Pero jamás sabrán amar como yo amé. Morirían de intensidad. ¿Como la que derrocho aquí cada día? Si.

Sí, con algunas cosas que leo en estas estrellas debo sujetarme para no saltar a la yugular de tantos equilibristas que levantan el dedo, melosos, recitando impotencias de almíbar. Es un punto de vista –el mío- pero esta presunta literatura debe significar riesgo, entrega, amor, búsqueda, lanzar cometas al viento, abrir puertas a lo oscuro, mirar dentro y fuera, saltar sobre los retratos de los ilustres, mear en las columnas del ayuntamiento, subir al autobús de los adolescentes que cantan al último amor, leer intentos de colegiales de 70 años. Que quede claro que envidio la prosa fresca de tantos, que aplaudo con todas mis fuerzas los intentos cotidianos de mis compañeros en la distancia, pero el invierno ha vuelto y tengo frío, por eso afilo mis cuchillos, para por si acaso, a Julia se le han enredado los intestinos y no me digan lo que tengo que hacer que no hago caso. Eso.

Eso ocurre, que entro en el blog y no recuerdo ya cuando he escrito muchas de esas cosas que me releo, qué las motivaron, la causa, un nombre. El agujero de la cabeza se agranda y por ahí se me escapan las ideas, que no las emociones, las palabras, que no los sentimientos, los cuentos, que no la realidad, esa la llevo pegada a la piel por mucho que me disfrace de glup (2.0), me ponga caretas y me haga el despistado. No, queridos míos, la cosa está clara, nítida, cristalina, vivir tiene un porcentaje de seguridad del 100 % de morirse cuando menos te lo esperas y no es cosa de que te pille en la fila esperando ver el cadáver de un Papa o sentado delante del televisor. Por eso ni si, ni no, sino todo lo contrario. Mientras.

Mientras Judith corta la cabeza a Holofernes los inundados limpian sus casas del lodo, de humedad, del recuerdo de las aguas indiscretas que vivieron entre sus muebles, fotografías, libros y ropas, sin saber que estas cosas eran parte de su vida. ¿Tiene el agua memoria?, ¿Quién guarda relación de nuestras tristezas? ¿A quién le importan? ¿Alguien nos recordará cuando nos hayamos ido de este blog? No.


Cómo de mí
que te he ofrecido la claridad de la oscuridad
de mi lenguaje.

(
Isla Correyero

Bolero


9 comments :

Nikté dijo...

Dicen que Saramago es un escritor que escribe para escitores y es cierto.
Me acaricio con sus adjetivos, aunque yo noy de esas, soy de adverbios.

Ahora te leo a ti, es que él merecía su propio espacio.

Un beso

Nikté dijo...

Señor. librame de comerme todas las letras. Jajajaja

Y encima la primera, joe

Nikté dijo...

Lo primero que me viene a los dedos: ¿Es a mi? Pues si a mi y a todos.
Bien dicho, claro y alto
Recibido.
Piiiiiiii

Escucha, babucha y en reseña de lo último
Para eso está la literatura, para que no te olviden, para ser eternos, asi que tu, mi queridisimo Glup del alma, no tienes de que preocuparte, si es que te preocupa.

Esta vez leo lo que acabo de escribir por si me como alguna letra y mira que he desayunao.

Besitos, besitos, besitos.

Ahora que me acuerdo, no se si eso lo decían de Saramago o de Borges, toy echa un lío, desliameeeeee.

Muacks

Nikté dijo...

Un lametón de loba a Ondina, es que no me deja dárselo directamente y ahora no me vengas que cada uno en su casa, es que ella no termina por abrirme la puerta o las sábanas.

Permíteme esto ¿Si?

Pedro M. Martínez dijo...

Nikté.
Lo primero, muchas gracias por tu constante y atenta lectura.

1. De Saramago he leído cosas muy buenas y también auténticos pestiños. Con los escritores que se hacen demasiado “famosos” me pasan cosas muy raras mientras les leo, que no me lo creo, que me parece que escriben al dictado de la cifra de ventas, del €, del $. Yo qué sé.

2. Que te libre el señor (O el Señor) de comerte nada. Y encima la primera.

3. Ya. Que entre que escribo, lo cuelgo, lo descuelgo, lo dejo al fresco unos días, a veces escribo mucho, otras nada, tengo textos pendientes, dependientes (de ultramarinos), subsiguientes, consiguientes, independientes, que se me olvidan, algunos, que s´han pasao, que ya no, que se han pasao de moda (de mi moda), que la nevera deja la piel de los textos tersos o amojamados o difusos, que no sé qué me estás diciendo, niña ¿Puede usted repetir? Lo del beso está claro.

4. Oiga, joven, de usted lametones a quién quiera (si él o ella quieren, claro) pero tampoco hace falta que venga dando envidia, que en la lista de Ondina tengo el número 3 (o el 31, está borroso). Tienes permitido todo lo que quieras. Incluidas las sábanas (tengo unas amarillas divinas, si quieres las llevo)

5. Perdona, hermosura, es viernes y no controlo mucho. Mis afectos, sí. Muchas gracias. Me pongo a sus pies. Besos acaramelados.

Unknown dijo...

Cuando vi el titulo me vino a la mente el libro de Judith de la Biblia uno de los considerados apocrifos.. jajaja!! hasta donde volo mi mente, la otra que cuando lei lo que comentabas lo atribui a un nuevo personaje, pero veo , qeu eres tu hablandonos frent a frente , cara a cara jaja letra a letra y me gusta porqu sabes que muy aparte de leerte , de admirarte , se te quiere por la persona que eres independietne del Blog.

Y quien nos recordadra?? tal vez nadie, seguro que todos... al menos yo si te recordare y se que tu a mi tambien.

Un beso i nolvidable..si como ese..

Єѕтnoм dijo...

Vaya! Pa una vez que llego tarde resulta que se ponen a hablar de mí.
Oigan, eh! que yo me dejo, pero en fila.
Nikté, tu hazme lo que quieras que sé lo que te trajeron los reyes(je,je).
Y tú, Pedro, sí, estabas el tercero pero, ya te toca (uhmmm), ya era hora!
Bendito fin de semana,que bien empieza!

Pedro M. Martínez dijo...

Piel, sacas tiempo para todo, hasta puedes entrar en esta esquina olvidada.
Te lo agradezco. Y tu amabilidad y cariño de siempre.
Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

ondina, pues me habían dicho que tenía el 7.
Un poco de orden que así no hay quién se aclare.
Esperaré con paciencia.
Y buen humor.
Ya es domingo.

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