jueves, 25 de octubre de 2007

Lluvia, más o menos.

Entre otras cosas esa frase terrible: “Con razón no te llamaba el otro flaco...”



Lluvia, es decir un día triste.
Las predicciones eran para la tarde pero los meteorólogos no han acertado, los pesimistas sí.
Los paraguas se han adueñado de las calles. También los agoreros invocando inundaciones y riadas.
Sobre la ría se deslizan hojas muertas de los árboles del campo de Volantín.
No termino de saber cómo se hace, lo intento de norte a sur y no paso de la raya.
Quizás sea el momento del cambio.

Sigue lloviendo.
El pastor del Gorbea ve a sus ovejas nadando bajo los robles.
Las aguas han invadido el atrio del Guggenheim y los primeros Kandinsky flotan ante la asustada mirada de las azafatas vestidas de rojo. Los Chillida no flotan.
Un remolcador se afana en transportar el buque insignia que cabecea frente al puente de Deusto.
Hubo un momento en que toqué el conocimiento con la punta de los dedos.
Fue una ilusión, un instante, sigo donde estaba.
No veo el horizonte con tantas nubes.

Recuerdo los cielos azules, la brisa, el sol poniéndose detrás de los montes.
Antes de esta lluvia continua.
Han desalojado varios barrios ribereños, han habilitado barcas frente a los semáforos, han soltado a los patos del parque, han vuelto a levantar la protección contra los tiburones.
El puente de Euskalduna ya no existe, ni el de Portugalete, apenas se ve el tejado del museo moderno.
No iba a los entrenamientos, ahora me arrepiento. Cincuenta metros, me parecía una piscina corta, me ahogo, los pulmones no responden, el tabaco era una forma de comunicación y esta esfera apenas me defiende. Las agallas sí.
No he avanzado ni un metro.
Y lo de los peces, increíble.

Anuncian que se intensificarán las precipitaciones, no sé si esto es posible.
Me deslizo, nado, tengo frío pero nado.
Dicen que el estilo mariposa es exagerado, no sé hacerlo de otra forma.
Siguen soltando botellas con mensajes, se estancan en el recodo de san Antón pero lo intentan. Nadie los entiende, nadie los lee, nadie sabe.
Los barrenderos se sumergen frente a cloacas obstruidas, algunos vuelven a la superficie.
El máximo peligro es que encuentren el tapón del sumidero, las coordenadas están claras, sé que hay varias patrullas intentándolo.
Y la selva, ahí.
Es lo que hay y no puedo contarlo de otra manera.
Se ha cortado la comunicación.

Lo de hoy, que llueve.



10 comments :

tomatita dijo...

Sí, aquí también llueve, aunque a veces escampa y se ve todo de otra manera. De todas formas, a pesar de la tristeza de gotas que se arremolinan en las alcantarillas, nado siempre de espalda, que es más facil ver el cielo sobre nuestras cabezas, y eso que soy miope, pero ayuda la crecida, porque de cerca siempre se adivinan mejor las figuras.

Abrazos, querido Pedro.

ybris dijo...

Bilbao me pareció precioso con sol durante el puente del Pilar.
Pero no renegaría de él con lluvia. Aunque sea tan impresionante como la que describes.
Yo lo del cambio climático me lo creo, pero confío en que nadie tenga que nadar contra su voluntad.

Abrazos

Anónimo dijo...

pedro,
has nombrado los semáforos...
justo ayer por la mañana me encontré delante de uno agradeciéndole que estuviera en rojo.
dentro de tus palabras debe haber un montón de referencias personales y de literaturas que yo desconozco y en las que me pierdo... no puedo saber si los semáforos están parpadeando, como cuando se colapsan, o ni eso, como diciendo "ahí os quedáis; yo me muero".
el verde y el ámbar y la no luz pueden ser desconcertantes... símbolos y señales con infinitas interpretaciones. el rojo es rojo, y ya puede llover o hacer el tiempo que le dé la gana...
ya... a veces fastidia. pero es rojo... y se entiende, aunque luego pueda volver a cambiar.
de vez en cuando hay que poner los dedos en el sumidero para encontrar el agujero y apartar el polvo, las hojas, los papeles o los plásticos, los pelos... si no: inundaciones, humedades, problemas vecinales, subterráneos atrapados, maquinotas de esas que tienen que venir a desembozar...
para evitar todo eso, intento acordarme de meter los dedos a menudo en el desagüe, cuando todavía hay poca mierda, no porque sea muy aseada sino para evitarme trabajo luego. pero, claro, eso solamente puedo hacerlo en el patio de mi casa. con el mundo no puedo. es demasiado grande... y las tormentas y las inundaciones no son vasos de agua derramados que puedo empapar con un estropajo. no llego...
bueno, pedro... como me dijo el otro día el gasolinero: "si llueve, que no haga daño".
un beso

Tempus fugit dijo...

Reflexiones provocadas por tu escrito:
- Los Chillida no flotan... los Botero, supongo que sí.
- ¿Qué diría un meteorólogo pesimista y agorero?
- Hubo algún Noé en ese nuevo diluvio.
- Si has sobrevivido...¿Alguna sirenita te practicó el boca a boca?

Me ha encantado tu hipérbole apocalítica... total, por cuatro gotas que cayeron.

un abrazo¡

Margot dijo...

Y aquí yo, empapada, sumergida, anegada, desalojando tus palabras para poder ponerme a trabajar...

Ufff y hace sol, imagina si nevara...

Besos, totem de la lluvia!

(Ummm me lo vuelvo a leer)

Camille dijo...

(Hubo un momento en que tocaste el conocimiento con la punta de los dedos....)

Espero, sinceramente, que los Oteiza tampoco floten...

Eres buen nadador, pero esta ría es muy traicionera y la lluvia muy, muy mentirosa.
(al menos la bilbaína)

Besos de sirimiri

mirada dijo...

Muchas veces me he puesto a soñar como sería vivir en mi pueblo dentro de veinte años... y si también me creo que cambiaré el coche por una gamela.
En fin, asusta. Deberíamos hacer un poquito más cada uno.
Me gusta leerte, un beso.

Pedro M. Martínez dijo...

Vayamos por partes:

tomatita, hubo un tiempo en que fui subcampeón de XX en 100 espalda (no veas como nadaba el campeón. Y murió con 19 años, pobre Jaime). Y es cierto, mientras movía los brazos podía ver el cielo. Era emocionante sentir el agua deslizándose por el cuerpo y a los demás nadadores al otro lado de las corcheras.
Estoy de acuerdo contigo, de cerca se adivinan mejor mlas figuras, inclujso, algunas se pueden tocar.
Abrazos.

ybris, contra la voluntad de uno las agresiones son constantes. Desde nacer -que ya es una faena-, hasta morirte -que es otra-. Por eso hay que saber nadar en todo tipo de aguas, mares, lagos, piscinas, arroyos, charcos.
Y Bilbao me gusta, es la única pertenencia sentimental en la que me siento aludido (de tierras, banderas y esas cosas, claro. En personas mi lista es mucho más amplia y más gozosa)
Abrazos

iruna, reina, hay una canción de Ornella Vanoni que se llama “Semáforo rosso” en un disco junto a Vinicius de Moraes y Toquinho que te aconsejo.
Se aprende mucho en las canciones. Y en los semáforos. En general se aprende mucho en la vida. Por ejemplo eso que has dicho/escrito sobre los desagües, pues tienes razón, las cosas hay que limpiarlas cuando tienen poca mierda; cuando tienen mucha –mierda- ya es más difícil. Además está lo de la pereza, que no te apetece, habiendo otras cosas mejores que hacer que rollo empezar a limpiar mierda atrasada. Por eso no hay tantas separaciones como antes, da pereza, que ya te acostumbras. Que se acumulan polvos de rutina, papeles mojados, promesas incumplidas, bostezos arrugados, pues sí, pero total son cuatro días y ya le coges cariño. Por eso creo que tu gasolinera – un filósofo, un poeta- tiene razón, si llueve que nos coja a cubierto y si llueve mucho que nos pille en un camarote de lujo del Queen Mary y si es en buena compañía mejor. Pues eso, un beso

De cenizas, pues no, verás, hace tres años Botero expuso en Venecia (es cierto, estuve allí, puedo enviarte las fotos). A lo largo de los canales estaban sus señoras y señores gordos. Subió la marea y no flotaban. Quizás no querían o no sabían nadar, pero el caso es que el agua iba subiendo por sus pantorrilas, no las ocultó ni se las llevó pero se mojaron mucho, eso sí.
En cambio Chillida, más listo, puso el Peine de los Vientos en un lugar tal que se moja de espumas, no de mareas.
A tu pregunta, se la traslado a Mariano (Medina).
A la otra, no, Noé no estaba en este, estaba dormido bajo la parra.
Y ya, era una sirena con toda la cola, una señora sirena, nada de diminutivos, era un pedazo de sirena. Me practicó prácticamente de todo (sí, también y muy bien por cierto)
Y sabes que aquí somos exagerados (será algún complejo)
Abrazos múltiples.

Esa es la gracia Margot, hablar de nieve en el desierto, de lujuria en un convento, de besugo en Soria, de amor en...bueno, guapa, deja ya esto de los blogs y trabaja, leches, que así va el país.
Besos de hechicero comanche.

Sí, Camille, pero solo un instante. Después se me ha olvidado todo, ya se nota.
Oteiza, interesante persona y artista, conflictivo (sobre todo con él mismo; hablaremos algún día de su obra.
Pues si he nadado en la ría, que lo sepas, pero en la desembocadura, salir de Portu y llegara a Ereaga. Aquel día no llovía, claro (así cualquiera).
Besos de frío desde la Arboleda.

Mirada, no tengas prisa, disfruta el ahora que tu pueblo está muy bonito así.
Tampoco cambies el coche que te anda bien (con buena música y mejor conductora)
También yo creo que deberíamos hacer un poquito más cada uno. Por ejemplo, yo empiezo dándote más besos (aunque suba el calentamiento global). Va.

Anónimo dijo...

Hoy me quedo con tus comentarios (y quienes los hacen posibles, claro).

Dejo la lluvia, más o menos y me regocijo con el que nada sobre todo en charcos, con el que no se separa de tanto cariño, con el comanche a lo Winetou (o como quiera se llame el indio aquel de Karl May), con el que se detiene ante el semáforo de la Ornella y está tan bién practicado él.

Pedro M. Martínez dijo...

Eva, Eva, Eva, esta historia de los blogs nos permite hablar de lo que no hablamos con, lo que no decimos a, lo que nos gustaría decir cuando, etc. Y es un gozo, en el pozo, que lo bueno es lo otro, es decir la piel, es decir el estremecimiento, es decir ese ahogo cuando se acerca, ese dolor cuando se va, ese éxtasis cuando las sábanas (no necesariamente, pero ayuda. Blancas.)

Tiene el plus de los comentarios, llenos de amabilidad, interés, ironía, inteligencia, constancia, cariño, sí, es curioso, cariño, entre desconocidos (hasta el día que cuente que soy un tigre, de Bilbao, pero un tigre)

En lo que a mí respecta, recibo muchísimo más de lo que dejo. Esta esquina es un placer, un lujo, incluidos los mudos (por suerte, no tendría tiempo, aunque estoy haciendo un cursillo), hasta ahora no ha llegado el león sordo de turno (el que se come al explorador violinista).

Y tú, hoy, pones la guinda (al marrasquino). Hija mía, esa cita a Karl May (no confundir con Karl Marx) y a su criatura Winnetou(el actor Pierre Brice en las películas alemanas) levanta varias polvaredas. Intento numerarlas:

1. Tu edad, eres muy joven.

2. Tu afición temprana a la lectura y a la editorial Molino (aquellas colecciones, Salgari, Julio Verne, etc, con sus tapas dibujadas, tan peculiares y aquel papel)

3. Tu omisión de Old Shatterhand revela una inconsciente propensión hacia lo exótico posiblemente por un novio marino que te envía/ba postales desde Hamburgo

4. Una generosa imaginación.

5. Un desarrollo posterior hacia el ensayo, lo poético, lo estético y que te dejen de rollos, no sabe usted con quién está callándose.

6. Que sí, Eva (guiñándote el ojo con picardía y cariño)

Termino insistiendo, esa canción de Ornella (como canta aún, tiene otra joya nostálgica con Gino Paoli, canela) es una pura delicia, al igual que todo ese disco. La Vanoni y Vinicius juntos, imagina, lujazo

Besos, pues besos.

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