martes, 30 de octubre de 2007

Escher (y 2)


…saco una carta, el nueve; me voy con un baúl de tentaciones, con un afán saltando entre mis muslos y a lo lejos se adivina la sombra de una mujer fascinada por el silencio porque estos días son distintos, sin himnos de oboe, sin rayos de luna, sin murmullos de luz y nadie sabe, nadie sabe, como saber si hasta Dalí titulaba sus así cuadros: “El perverso polimorfo de Freud (o niño búlgaro comiéndose una rata)” y jirafas ardiendo de melancolía y mañana es aún una fecha perdida en calendarios que vuelan, pero los enanos invisibles no descansan y construyen túneles bajo los mares, puentes sobre los árboles, jardines en el desierto y aún les sobra tiempo para barrer los rezos de alguna ermita perdida en los montes de la infancia perdida donde los bosques están negros de noche, los caminos cerrados, los pájaros dormidos, solo tú y yo velamos, tú ahí, leyendo, yo en la inopia hasta que llegue el momento de salir a las calles del caos para buscarnos, entrar en cantinas donde el vino nos iguala, nos hace olvidar y encontrar la verdad en el fondo del décimo vaso, en la espalda de la última mujer, en las cerezas del valle del Jerte, en el faro del fin del mundo donde un jilguero vigila los escapes de grisú entre las grietas del infierno; oh melancolía de los jubilados con boina en el alma, impudor de vivir, caricias con el dedo índice, ese con el que se apunta al corazón, el que marca el sendero del amor, el camino junto al depósito de agua desde donde se otea el horizonte, visto y no visto, desde el acantilado donde despegan los aviones de juguete, los hombres pájaro, los suicidas, desde las cañas donde se esconden los amantes y los niños y Muñuzuri, Lefranc y Ripolín eran unos fabricantes de pinturas industriales que se anunciaban con un cartel en el que un pintor con sombrero de paja y blusón blanco escribía esos tres apellidos en la espalda de otro pintor vestido igual, que a su vez los pintaba en la de otro pintor, gemelo del segundo, que a su vez la pintaba en la del primero, émulos inconscientes de Escher, trabajadores circulares, laboriosos artífices del pincel llenando las paredes de colores brillantes, amarillo veneciano, rojos cereza, azules Bilbao, negro y blanco del espíritu de ese hombre a quien el corazón se le pudre de melancolía, del dolor de vivir, de la angustia de los días pasándole por encima como reptiles de Mauritania, como silencio, y el resto ya solo es silencio hasta que el mar mudo le llame, ahí, donde las gaviotas rozan las rocas con sus atrevidas alas, con su vuelo desde las nubes donde tiene la cabeza ocupada en dejar sitio a la muerte que a veces se sienta a su lado y burlona, mirándole sin ojos, le recita, quedo: “Poder vivir sin miedo,/ ignorarla./ A pesar de la certeza,/ no nombrarla./ Fascinados por su / enigma, /abrazarla./ Y saberlo, / al fin: / la muerte habla.”. Eso.

Creer es igual de fácil e igual de difícil para todos. Creer es siempre el mismo "a pesar de", el mismo inaudito, la misma osadía. Creer significa para todos la misma zozobra y la misma promesa. Creer es para todos el mismo salto al vacío. Creer es posible para todos porque es igual de imposible para todos. (H.R.D.)


12 comments :

Mafalda dijo...

.....

Cuando me siento en el ordenador, a escribir lo que ha pasado rápidamente por mi cabeza, las letras me traicionan, y saltan una tras otra, intento alcanzarlas pero las muy desgraciadas corren tan rápido y me dejan muda. Las he tocado y pisado, golpeado el trasero, porque siempre se salen con la suya, las méndigas dicen lo que mi corazón no quiere expresar.
En ese momento es cuando llego a creer, es cuando logro entender que soy lo que escribo, y no lo que las desdichadas letras quieren creer de mi.

Nuevamente aquí leyendo en retrógrado...

Un saludo

Mafalda

ybris dijo...

Tan prolífico andas que hasta tengo que leerte de dos en dos.
Menos mal que Escher es circular y que todo se puede concentrar en un ejercicio de creer.
Por muy imposible que parezca.

Un abrazo.

Margot dijo...

Y subo los peldaños imposibles de Escher con tus letras. subo, bajo, doy la vuelta, un pasito atrás, volvemos hacia adelante, así, ahora de frente y luego volver para no llegar...

Saltando al vacío, tan poco probable como lo lleno. O tan probable.

Besote desde la inopia!

Pedro M. Martínez dijo...

mafalda, te entiendo. A veces voy por la calle -caminando o conduciendo mi coche- y se me ocurren ideas brillantísimas, guiones magníficos, poemas delicados. Voy a casa a todo correr, intento escribirlos, recordarlos...y nada, me sale esta prosa desordenada, estos versos desangelados, este balbuceo que pretende ser literatura.
Es entonces cuando me hago la ilusión de pensar que no soy ese que escribo. O algo así.
Un saludo

Pedro M. Martínez dijo...

Pues sí, ybris, créetelo, aquí todo es mentira, o lo invento, o me invento que miento, o miento y digo que invento. En el fondo es miedo a ser vulnerable. Tú sabes.
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, esa es la historia, subir, bajar, entrar, salir, llegar o no llegar, esa es la cuestión. De momento caminamos, mañana ya veremos (dijo un ciego).
Besote de tornillo.

La mujer Rubia dijo...

Me has dejado la mente (diria el alma si la tuviera) asaetada de imágenes. ¿Cómo te atreves a soñar así, tan alto y tan azul? Azul Bilbao, caí por aquí en un tropiezo, pero me quedaré en las caricias con el dedo corazón (ese obsceno dulce)
Saludos asombrados

Pedro M. Martínez dijo...

La mujer Rubia asombrada, deje un momento el dedo corazón y lea con calma, hay un tiempo para cada cosa. Estos no son sueños, son realidades, se pueden tocar (toca, toca).
Encantado con tu visita.

Trenzas dijo...

Creo firmemente en las imposibles escaleras, en las terrazas plantadas de olivos y en que hay que respetar a zurdos y diestros a la hora de recoger plumas de ganso.
Lo creo; si no lo creyera no podría seguirte dando vueltas por los fractales que propones sin romperme una pierna. O un cerebro.(A veces, viene a ser lo mismo)
Eso sí; he sentido pena por las pobres jirafas ardiendo, aunque no por el niño búlgaro; Delibes dice que comer ratas no está tan mal y también creo en él.
Un abrazo grande, Pedro Glup.

Pedro M. Martínez dijo...

Trenzas, tienes suerte, yo creo en pocas cosas, creo que no creo.
Un amigo mío se rompió un cerebro y anda por ahí, pobre, descerebrado (y no es un chiste)(o no intenta serlo).
Las jirafas ardiendo son muy útiles para las noches oscuras de selva.
Y Delibes es tan buen escritor como triste (me parece un señor triste).
El abrazo...hummm, gracias, qué rico.
Otro, respetuoso, para ti.

Nikté dijo...

Sabías que ya me tienes agotada?
Sip.
Me tomo un respiro
Me lo permite?
Gracias

Ha sido un placer, algo incoherente pero un placer
Besos

Pedro M. Martínez dijo...

Una pregunta Nikté ¿mañana tienes puente?
Otra, ¿has cenado?
¿sí?, pues a la cama, tienes que estar agotada.
Mañana más.
O menos.
Besos múltiples.

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