lunes, 8 de octubre de 2007

En un anillo dorado

Importa el hecho de que mi amiga S
haya construido las olas para mi,
que vaya a ser yo la mariposa
que me quede un solo día
para decirle que ya no.

(Eli Tolaretxipi)


Mujer que yaces a mi lado, inmóvil como la esposa de Lot, salada tú también, dulce como el moscatel de Chipiona, picante como un pimiento, dorada tu espalda en el peregrinaje por las costas del sur, adoro ese contraste de piel blanca en tus nalgas, en tus pechos que me envían mensajes como palomas cómplices; tus brazos cansados de desbrozar con el almocafre las malas hierbas de mi pensamiento único, esparciendo polvo en mi camino a ti, tan transitado, tan amado, tu cuerpo entero lleno de atajos al baúl de tus suspiros, de tu corazón vencedor en nuestra batalla, en la que siempre, sometido, derrotado, me postro con mi alfanje roto, mis lanzas, mi adarga que entrego en una rendición sin condiciones.

Oh, mujer que sabes que mis naves de recreo sólo quieren arribar a tu puerto de luz; que trazas, traviesa delineante, mi única carta de navegación; que sabes que un cíclope ciego de deseo me lleva de la mano hasta tus altas almenas; qué náyades con tu rostro me acarician mientras avivo y soplo la hoguera de esperarte.

Escapan los pájaros de mi jaula, vuelan por campos de tréboles en los que tu no transitas desde que los trenes dejaron de pasar por nuestra ventana abierta al murmullo del otoño que viene, los mismos que guardamos en fotos enmarcadas, en textos que reservo solo para ti, que no regalo, nostalgia no controlada de tu cuerpo, no numerada.

¿Duermes, amor?, tu rostro está escondido por la melena que agitas a veces para espantar ese deseo que se posa en la misma piedra con musgo, en los pies que huyen sin saber dónde. Déjame que calme el desasosiego, que nos abracemos como lo hicimos bajo el agua de aquella piscina azul, los mirlos esperan en su rama, cuantos minutos llevamos así, las burbujas nos delatan, me falta oxígeno, necesitamos el mar o la tormenta, que llueva o qué de una vez por todas se sequen todas las fuentes, que se caiga el campanario de la iglesia del cerro o que se cumpla el sueño de pasear por esa playa casi desierta – solo esa pareja que envidiamos y que inventan el amor cada atardecer-.

Algo debe ocurrir y los gemidos, algo debe pasar y mi ansiedad calmándose como un caballo después de una carrera – la figura es torpe, pero está llena de notable parecido-. ¿Sueñas, mi reina?, no sueñes, deja que la noche nos lleve abrazados hasta el alba, hablándonos como adolescentes, como turbios adictos a querernos, como los feroces amantes que somos, como las fieras que podemos ser, como el milagro de nuestros cuerpos enroscados, palpitantes, sudorosos, enemigos, cómplices, uno.

Verte así, desnuda, hace brillar el anillo de mi dedo, llena mis ojos de lágrimas de alegría fluyendo como un arroyo del monte entre la niebla de anhelo, delicada hembra tumbada a mi costado como una hurí pintada por Vargas, mi faz de Buck vibra y vibra, altera la vena dorsal profunda y mis nervios se llenan de minúsculas esferas de energía brillante que saltan bajo los músculos tensos, prestos, atentos.

Sudo, bien, sudo y de entre los labios, sin control, cae mi baba mientras te miro y remiro y mis manos inventan alfabetos, dibujan estrofas que conozco y repito, como una letanía, como perlas negras en una sarta que desgrano entre los dedos que se deslizan ahora a milímetros del planeta incandescente de tu cuerpo bajo las sábanas que me llama y llama...


Querido, lo siento, esta noche me duele la cabeza, mañana...
Vaya, otra noche qué no.


18 comments :

Isabel Barceló Chico dijo...

Así de terrible es ese amor que inventamos, o soñamos, o creemos sentir, y es poco más que una fantasía elaborada por un@ mism@, un ardor autoinflamado, que no tiene una exacta correspondencia con el otro. Tanta poesía, tanto amor, para una respuesta tan paupérrima y banal.
Te creces cada día más, querido amigo.

ybris dijo...

Te juro que jamás tanta belleza en tus palabras tuvo más odioso desenlace en la boca de tan amada enemiga.

Precioso.

gaia07 dijo...

Viviendo en un mundo lleno de misóginos, que mandan, ordenan, crean normas para pensar, sentir, decir, infinidad de minutos durante muchas vidas, transmitiendo esos sentimientos hasta radiografiarlos en nuestras células, hemos inventado barbaridades para permanecer puras (que horror) y sufrir lo más posible por conseguir la felicidad en un paraíso ficticio, con la muerte.
A unas cuantas jamás nos ha dolido la cabeza… hace unas cuantas decenas de años, nos habrían quemado vivas por brujas.
Un beso embrujado, y fascinado Pedro.

Camille dijo...

Últimamente siempre se te pincha el globo al final ja ja ja

Aún así, una muy bonita declaración de..¿amor?.

El texto precioso, Pedro.

Pedro M. Martínez dijo...

No entiendo de amor, solamente amo. Y me equivoco con frecuencia. Eso no es bueno para la salud. Incluso escribir tanto tampoco debe serlo. ¿qué te parece? Isabel Romana.
Mala edad tengo para andar creciendo ahora, más bien al contrario.
Pero gracias, incluido lo de querido amigo. Un honor.

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, es amada amiga (la del escrito).
A veces me da miedo ser tan intenso y busco finales que me disfracen. Podía haberlo omitido, claro, pero buscando originalidad pierdo mi faceta más tierna (yo me lo pierdo, claro).
Un abrazo.

Pedro M. Martínez dijo...

gaia07, cada uno escribe sus cosas. Después los lectores las interpretamos a nuestra manera.
La cabeza nos duele a todos, unas veces a unos y otras veces a otros.
Por mi parte, hoy, en mi texto solo he intentado quitar intensidad al exceso de pasión anterior. A veces me da apuro escribir así.
Que le vamos a hacer.
Un beso, guapa.
Y que no te queme nadie, al contrario.

Pedro M. Martínez dijo...

Camille cuando lo literario pasa de ficción a opinión surge el tú más, pues yo no, ya decía yo, que gilipollas de tío, que se habrá creído, etc.
Y es que el amor es lo que tiene, que es demasiadas cosas.
Mi texto… a lo mejor/peor es que tengo un lunes horroroso.
Contigo tengo confianza, yo qué sé.
Pues eso.
Ah, gracias.
Beso tus uñas.

Margot dijo...

Cachis!! y con lo bien que iba...

Besote de lunes que remontará

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, es lo que tiene, lo que a veces empieza bien ni se sabe como termina.
Pero esto, tú sabes, es puritita ficción.
Vamos, digo yo, al menos así lo he escrito.
De todas formas hay un teléfono para aludidos.
Besos de lunes que jo...

Pedro M. Martínez dijo...

De todas formas, que coño,¿donde está el sentido del humor?.
Que es lunes, leches.

Ogigia dijo...

Me encanta

Pedro M. Martínez dijo...

Pues me alegro mucho Ogigia, un placer.

Anónimo dijo...

Y yo, a medida que leía, pensando: ¿Cómo hacer para provocar inspiración tan enaltecidad?; claro, la respuesta al final...me duele la cabeza!jajajaja.
Muy, muy buen escrito...lo que más me gustó: el final, apoteósicamente desconcertante, tanto! que aún me río.

Martín Palma Melena dijo...

Estimado Pedro

Antes que nada agradecerte la visita a mi blog. Y con respecto a tu pluma: me agradaron tus metáforas para sugerir la sensualidad de tus descripciones… Y es que ser explícito es muy fácil; sugerir es más difícil…

Un cordial saludo

Pedro M. Martínez dijo...

glauca, no creas, no siempre le duele (la cabeza), a veces le duele el corazón. Como a todos, como a muchos, como a mi.
Buena lectura, gracias.

Pedro M. Martínez dijo...

Martín, nos enriquecemos con miradas diferentes (mirando lo mismo, o casi).
Volveré a tu esquina peruana.
Gracias, un saludo.

Juanjo Montoliu dijo...

Leyendo tu entrada creía estar experimentando un dejà vú, pero va a ser que no, jajaja.

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