lunes, 2 de julio de 2007

Oda indecisa a sus gestos.

Sin calma, dubitativo,
en el paisaje inmenso de tus gestos
me pierdo.
Embriagado en tus labios viajeros,
en tus ojos que me miran desde siempre.
Me gusta, sobre todo, tu sonrisa saltando .....

Empieza esta oda dubitativa y la encuentra ridícula. Para. No puede continuar.
La llama, hablan y se siente pequeño, tonto, pueril.
La busca como un absurdo mendigo esperando que salga, siempre en la puerta equivocada.
Esperando lo imposible.

Gloria in excelsis deo.. Todo controlado. ¿Seguro?
Gloria al Padre y al Hijo. Todo, casi, controlado. ¿Seguro?.
Gloria al Espíritu Santo. Todo sin control. Seguro.

Durante años, casi cada noche ha soñado con ella. Ahora ya no. Sueña en blanco y negro, con sierpes, con playas del sur desiertas, pesadillas, un tropel de gente que va y viene.
Sopor, se despierta y recuerda que ha soñado que ya no sueña con ella. Se levanta, vacío, deshabitado.

Antes era más fácil, sólo deseaba cruzarse por casualidad en una calle, o verla sentada en el Lepanto, en el Globo. Imaginarla, creerla, añorar la idea de una niña perdida en su adolescencia.

Un suspiro continuado, un ejercicio de madurez, probar su capacidad de amar, de probar que está vivo, vigente, probar que su versión estaba equivocada, o no, probar su sentido del respeto, su inteligencia, sus principios, lo cruel de ese final. Suspende todas las asignaturas.

Confusión, sigue confuso.
¡Qué complejo es esto!

Nadie puede saber lo que ha supuesto para él saber qué entonces quizás le quiso. Cambia toda su historia, da otro sentido a su vida. No modifica sus errores pero si ratifica sus aciertos.

Tendría que escribir una letra de tango, de bolero, una novela cursi de amores imposibles.
Cree que ya ha dicho/escrito todo.
Apenas es capaz de juntar mas palabras/ideas/sentimientos.
Porque está esta gran amargura subiéndole desde el pecho como polvo, llenándole, anegándole, haciéndole infeliz, volviéndole absurdo, iluso, se está convirtiendo en un auténtico bobo de baba, un tontolculo, un gilipollas.

Soy idiota, soy ingenuo, soy un retrasado.


Y le duele, tanto, además, porque esta película ya la ha visto. Esta u otras, muy parecidas.
Y no está de vuelta, está de ida.
Algo ha vivido. Si el hombre es la suma de su propia historia, la suya tiene muchos dígitos. Pero no ha aprendido nada. O muy poco. No hay mas que verle. Con ella, por ejemplo, ni ha empezado nunca a caminar. Comete los mismos errores, idénticos. El mismo atropello de emociones buscando un eco que nunca llega. La misma sensación de desesperanza embargándole.
Siempre ella es una incógnita, alguien lejos, inaccesible.

Por eso se para, piensa, razona, analiza, sopesa, contrasta, esto tiene y esto y esto. Acumula razones para evitar el agujero negro que le traga. No le sirve, de momento, no le sirve, porque sigue pensando en ella.

Un domingo, equivocado, telefonea a destiempo, inoportuno, torpe, metepatas, entra en el paisaje del ridículo, algo cambia, su voz, el tono, hasta aquí, se ha roto el cristal, volviendo a casa se empapa bajo un fuerte aguacero y se despierta de un sueño o de una pesadilla, se siente muy mal, nuevos colores tiñen los contornos de culpa. Se llena de vergüenza, se daría una paliza a mí mismo.

Soy infantil, estoy enamorado como un niño, como un hombre demente. Y no tiene sentido.


Se retirará de espaldas, barriendo sus pisadas para que nadie sepa que estuvo ahí, para que no quede ningún vestigio de su presencia, para que nadie le reconozca. Como siempre, como entonces.

Sin presente, sin futuro, apenas unos recuerdos que se perderán, apenas unas cartas. Pequeñas cosas, demasiado pequeñas para una gran historia. Olvidará, tratará de olvidar cada una de las palabras que ha escrito. Ya casi no me importa que fueran ciertas o no, que fueran producto de un momento romántico, de un recuerdo empañado. Las romperá para no volver a leerlas, las quemará, las destruirá.

Algunas conclusiones ha sacado. Que su capacidad para hacer el idiota es ilimitada; que la ilusión es lo último que se pierde; que puede equivocarse sin medida; que todavía está vivo para cualquier error; que ella es una mujer tan extraordinaria que no se arrepiente de nada; que un solo momento junto a su sonrisa es suficiente para aliviar su desconcierto; que tenía razón; que es tan grande como siempre ha pensado; que su buen gusto está demostrado; que gracias; que este frío se le mete en los huesos; que perdón por las molestias; que es posible qué, un día, se encuentren en una esquina, al azar, y se saluden "¿cómo estas?" ,"¿y tú?" , ¿cómo te va?", confusos o desenvueltos, culpables, absueltos, aliviados por no entrar en territorios prohibidos, peligrosos, uy, casi, no merecía la pena, demasiado tarde, están las tiendas cerradas.

No crean que esto es literatura, ficción, invenciones de una mente soñadora. No lo es.
Pueden ser sentimientos que afloran a destiempo, selva, desierto, incógnitas, fotografías amarillas, cuadros movidos, hambre, niños escondidos en el último rellano, una herejía, un castigo, ceguera, una ansiedad constante de comunicación, ecos rodando, una gran mentira pero ¿no es todo mentira?, de línea a línea puede romperse el equilibrio, desaparecer, un templo quemado, una huida por caminos no conocidos, ella en una torre, él sentado en un cruce de trenes, el mundo se rompe alrededor y todo está tan lejano, todavía nacen estrellas en forma de mariposas a millones de años luz, constelaciones inabarcables, soledad espacial, silencio, silencio, ¿a quién le importa una historia muerta?, entierra el cuchillo manchado de sangre, mira a otro lado, lastana, salta de una ciudad a otra, así es más fácil, déjalo ya, paranoia, mente hirviendo, la realidad creciendo, hoy y, oh, cierra la puerta, apaga la luz, la ciudad a oscuras, carreteras cortadas, flechas que indican direcciones erróneas, una cárcel, gritos, nadie entiende nada, se entiende demasiado bien, ayyyyy, mares con carramarros, maquinas de humo, pájaros negros con rostro de mujer sobre las ramas, un coro de monaguillos del quinto curso, déjalo ya, sentados en el borde de un precipicio, no te lo crees ni tú, son las once es posible que todavía llegue el indulto, puertas cerrándose con estrépito, todos se han ido, adiós, una multitud chillando, el reloj se ha roto, adiós.

Ójala llegue pronto el otoño.



10 comments :

Margot dijo...

Y hacer, o sentirse, idiota.. si alguna vez consiguieramos superar ese estúpido e infantil miedo, y qué? la rotación continuaría y probablemente ese escozor sería menor que el de las ansías de hacerlo. Seguro. Pero y?

Y no, nunca son las películas ya vistas de ida y vuelta pero la confusión sí, la misma que nos empuja a creer y refugiarnos en ellas. O a veces es el para qué?

Ya ves, yo sí que dudo. Cachis!!

Pero estar liado es consecuencia de estar vivo, ser idiota es otra cosa...

Besosssssss de botarate, quién no?

ybris dijo...

Sin dejar de ser muy buena literatura y fruto de una mente soñadora, me queda claro que no hay ficción -y seguramente ni siquiera destiempo.
Son las huellas del tiempo que uno gusta de recordar y vestir con palabras que nos acompañen.

La indecisión es entonces, quizás, la única manera de poetizar sus gestos.

Abrazos.

Anónimo dijo...

El otoño llegará, por fortuna aun siempre llega.
Una mañana nos levantamos con un olor ocre en el cuerpo, erguimos nuestros brazos sobre la cama, a la luz de esa ventana de mañana y vemos caer nuestras hojas muertas.
A poco, la trade se va tiñendo de mantos violetas, rojizos, tenues o abigarrados de sentimientos, los atardecerse de otoño nos inundan los ojos.
Quiza entonces queramos sentarnos en la puerta, tomar el libro en turno, sentir el viento fresco, la pausa del otoño en el cuerpo.
Montado en un giro de hojarascas, nos llega de pronto el recuerdo, los ojos vidriosos de asombro, la mano sobre el corazón para saludar con afecto.
Me ha hecho usted pensar en el otoño, por favor, como dice usted, no crea que esto es literatura, a penas un tenue comentario de lo que sus palabras despiertan.
Permítame otro día escribirle sobre la idea de estar deshabitado que su texto me deja en la libreta.

Pedro M. Martínez dijo...

Margot, lo has pillado a la primera. ¿Será qué...?
Sí, estar vivo es todo esto.
Besos de agradecimiento. Hoy muy fuertes (y sin embargo muy tiernos).

Pedro M. Martínez dijo...

Poetizar los gestos ybris, algo así, o eso, precisamente. Las hojas del calendario caen una tras otra, sin clemencia, algunos tenemos la cocina llena, apenas se puede andar por ella (quizás es la hora de cambiar de cuarto).
Sé que me entiendes.

Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Inmarcesible, me siento, te leo y aplaudo.
Luego me quedo en silencio, pensando.
Antes te doy las gracias.

Celeste dijo...

Y con el otoño ¿llegará el sosiego?

A veces la vida es tan imposible como es imposible ella, pero e imposible también no vivirla y ya eso la hace factible.

Vamos haciendo el ridículo, perdón, la vida, mientras vamos tras el amor. Su amor. A ella.

Beso celeste.

Valeria Elías dijo...

querido Pedro: así como soy una lectora incansable de tus genialidades también soy reconocedora pública de ello, te invito a pasar por mi blog a corroborarlo :P besos

Pedro M. Martínez dijo...

Celeste, no creo que ni siquiera el otoño traiga el sosiego. Siempre habrá una Ella inquietando los amaneceres y lo imposible. Besos.

Pedro M. Martínez dijo...

Gracias, Amada Inmortal, por la cita en tu blog.
Tiene también una reprimenda. La acepto. Mi tiempo es limitado. Me gusta escribir, sí, y a ello dedico más tiempo quizás del que debiera. Demasiadas obligaciones y escasas horas para mis aficiones, que por otra parte son muchas. No puedo hacer todo lo que quiero, por ejemplo leerte y comentarte. Lo haré.
Agradezco profundamente tu deferencia.
Muchos besos.

Mi foto
Bilbao, Euskadi
pedromg@gmail.com

Creative Commons License Page copy protected against web site content infringement by Copyscape ecoestadistica.com site statistics

Vistas de página en total

Lo que hay.(Desde 08.02.07)

Se quedaron

Así vamos

Aquí desde 08.02.2007

(Antes en Blogia desde 07.2004)

(Y mucho antes en "La tertulia en Mizar")

6.756 entradas