lunes, 30 de abril de 2007

El almuerzo.

No sin trabajo un cronopio llegó a establecer un termómetro de vidas. Algo entre termómetro y topómetro, entre fichero y curriculum vitae.

Por ejemplo, el cronopio en su casa recibía a un fama, una esperanza y un profesor de lenguas. Aplicando sus descubrimientos estableció que el fama era infra-vida, la esperanza para-vida, y el profesor de lenguas inter-vida. En cuanto al cronopio mismo, se consideraba ligeramente super-vida, pero m s por poesía que por verdad. A la hora del almuerzo este cronopio gozaba en oír hablar a sus contertulios, porque todos creían estar refiriéndose a las mismas cosas y no era así. La inter-vida manejaba abstracciones tales como espíritu y conciencia que la para-vida escuchaba como quien oye llover, tarea delicada. Por supuesto la infra-vida pedía a cada instante el queso rallado, y la super-vida trinchaba el pollo en cuarenta y dos movimientos, método Stanley-Fitzsmmons. A los postres las vidas se saludaban y se iban a sus ocupaciones, y en la mesa quedaban solamente pedacitos sueltos de la muerte. (Julio Cortázar)


Le desbarata, le arma, le desarma. Si ya estaba en un estado insoportable, desde el miércoles ha traspasado el límite, ha llegado al otro lado de las cosas y ya no entiende nada. Además sabe que no se puede entender. Siempre tiene la certeza de que es pasajero, pero no, persiste sin que pueda hacer nada para remediarlo. La vida es como la recordamos y la sonrisa de esa mujer vuelve, alegrándole. Piensa en ella sabiendo que no debe hacerlo. Se obstina en esa sonrisa y hace lo que no debe. Y aún así, su cara, pensarla, imaginarla. Ella está feliz, o lo parece, o mejor, o haber estado en ese bar es tan mágico que puede equivocarse y pintar de nostalgia lo que no es sino presente. Aunque sabe que no, que la niña pertenece al pasado, que queda la mujer que le mira, a la que no puede tocar sin temor a que algo ocurra, a la que hasta su olor le atrae, le evoca recuerdos de los que no tiene constancia, pero que están. Su mirada, su halo, algo detrás de ellos dos, invisible, pero ahí, amenazador. Y el cristal, también ahí, separándolos irremediablemente.

Dime que temes darme la mano, dime que temes que nos besemos al encontrarnos, dime que no, que nunca, que estoy mejor lejos, que cada cosa tiene su tiempo y nosotros nunca lo hemos tenido. Dime lo que quieras, es igual, no podré sujetar esta ternura que me deja embobado cuando estoy contigo, estas inmensas ganas de abrazarte y sentir tu piel, de dejarme llevar por tanto sentimiento prisionero, soltarlo, llorártelo sin pudor sobre los hombros, decirte que no se puede querer tanto como te he querido, que no se puede sufrir tanto como he sufrido por ti. Y saber que ya no importa, que ni siquiera somos los mismos, que nunca hemos sido nada excepto una broma en la cenas, cuando se escarba en los pasados imposibles. Sin embargo, arriesgando tanto, me acerco a ti sin remedio, de forma inconsciente, sin pudor, sin pensarlo casi, con una repetida sinceridad al contarte, al abrirte mi corazón, al quedar expuesto a tu comprensión, a tu compasión, a quién sabe qué sentimiento, seguro que contrario al que quiero buscar.

Pero no sabe qué quiere buscar, no sabe qué fuerza le impide olvidarla, no sabe porqué se empeña en verla, en escribirla, en equivocarse así, en no pensar en ella cuando lo hace -en lo que es bueno para ella-, ni siquiera sabe porqué le tolera. Y se para, piensa que ya tiene edad para saber lo que debe y lo que no debe hacer. Ya, inútil intento. Piensa en ella y las normas no existen, los límites siempre están más lejos. Aquellas dos cartas que recibió las ha leído tantas veces que su letra está borrosa, lo que dicen le redime, lo que no dicen le llena de sueños y saber cuándo las escribió le devuelve a la realidad. Y la realidad es aplastante, demoledora, está el aquí y el ahora y vivir no es escribir y todo eso no son más que palabras que no llevan a ninguna parte excepto a disturbarle, a perturbar su tranquilidad reciente, a que le mire como al bicho raro que siempre he sido para ella.

Cuando lo percibo me paro, me leo, muevo la cabeza, me compadezco de mi mismo y decido si le mandaré estas elucubraciones. Pero sé que sí porque quiero que ella sepa hasta donde puede llegar el amor, eso que llaman amor, que ni siquiera sé si es esto o si solo es una locura que dura demasiado tiempo, media vida. Cada día estoy peor de lo mío.



27 comments :

Anónimo dijo...

Instalándome

queriéndote

más y más

sin llegra a ver

a alcanzar a donde nos puede llevar este caballo

pero disfrutando cada segundo cada minuto

aun en las conversaciones más triviales

sorbiendo tus palabras

atesorando tus caricias en el fondo de mi alma

sintiendo tus labios tan cerca de mi

que se que podría besarte con solo darme la vuelta

tu aliento sobre mi pelo

olisqueandome curioso

para saber a que huelo esta mañana...


Mil y un besos...

ybris dijo...

Siempre me he sentido cronopio, más por calidad de observador atento del tiempo que por super-vida.
Mientras te leo pienso:
En lo pasajero que se queda,
en la impúdica ternura que uno a solas se confiesa,
en las palabras perturbadoras que se quedan cortas
y en la duda de saber si amamos o nos quedamos sólo con las ganas.

Un abrazo.

Anónimo dijo...

Puede ser una blasfemia: Cortazar siempre me ha parecido un mucho Cronopio. Con Glup a veces también me pasa. Ese difícil equilibrio de lo literario, entre estética y fondo.

Hoy no. Glup sigue siendo Glup, domando las letras, acercándolas, pero no a la infra ni a la super.

(Se sale de la historia, única forma de contarla, luego nos las mete entre boca y esófago y se quedan ahí, alojadas entre el café y las tostadas)

A la vida.

Pedro M. Martínez dijo...

Scheherazade, disfruta de esos instantes. Guárdalos para un luego (que ojalá sea lejano)
Bello comentario. Gracias.
Muchos besos (quizás no tantos como milo, pero por ahí . ahí)

Pedro M. Martínez dijo...

ybris, en cambio yo siempre me he sentido Pedro, no he podido (ni querido) ser otra cosa. Solo se disfrazarme cuando escribo. En el cara a cara me vence la sinceridad y no puedo ser más que lo que soy.
Y también, eso sí, nunca me he quedado con las ganas de amar, de decirlo (decírselo), de intentar el gozo (o el dolor).
Así vamos.
Abrazos.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, ando revolviendo lo que era, lo que es y mis deseos. Hasta tomar confianza.
Se que pronto dejaré el estómago encima de esta mesa, los riñones, trozos del alma, anhelos. Estoy revuelto, me descontrolo como un río después del aguacero. Aún no llueve pero el cielo está tan negro que no habrá puente que no se lleve toda esta agua que se me represa dentro. Saldrá en lágrimas o en atropelladas voces que no podré encauzar. Miedo me tengo.

Sí, esa vida que nos aloja, tan magnánima, pasajeros de lujo, atentos al alma ya que comemos, avisados de cielos, sentados en el confort, satisfechos de nuestra insatisfacción, presos del tener, tenemos.
Etc. Demasiado para hoy, casi fiesta, dejémosla en paz.
Me hubiera gustado comer contigo ( y abrazarte).
Un beso

Anónimo dijo...

Qué ganas tengo leerte en desencauzadas lagrimas que no puedas controlar.

¿"Satisfechos"?

Oye, y qué tal si quédamos en París?.

Dos.

Pedro M. Martínez dijo...

Magnolio, ¿sólo leerme?
Me has leído (ocurre que no lo recuerdas).

Satisfechos, sí, claro, ¿no lo ves?. Digo por fuera. Bien vestidos, arreglados, calientes, en confort, con tiempo para aburrirnos, para pensar en nosotros(va, pensando solo en nosotros mismos, ombligados), para dudar entre comer aquí o allí, pensando qué comer, qué beber, pudiendo escoger, conectados a este trasto del demonio (PC), con luz, agua, caliente, fría, templada, abundante, 21 canales de Tv (por lo menos), tanta música que no la podremos escuchar en 100 vidas, tantos libros que no los podremos leer en siglos, tantas películas pendientes, tantas carreteras sin recorrer, sanos (menos lo de la cabeza, eso no se cura), sabemos nadar, podemos correr, ver, escuchar (bueno, esto habrá que matizarlo) y como la demagogia está poco valorada me callo y me voy a París con vos, reina de los imposibles que por no invitarme a comer hoy eres capaz de comentar y recomentar (con lo bien que estaríamos abrazados viendo llover detrás de los cristales)

Tres. Este Glup es un vacilón. (te lo dice Pedro)

M dijo...

No creo que Glup sea un intruso que se apodera de Pedro...Más bien parece que Glup se ancarga de alimentar un rincón oculto en el que vive otra faceta de Pedro...

Si te fuera ajeno, no podrias encontrarte con él entre letras.

B x C

Pedro M. Martínez dijo...

Estimada Viuda de Tantamount, me congratulo que sepa usted leer tan bien entre líneas. Es más, me alegro que (me) lea.
Es decir que la vida es esto de alrededor –ese es un señor, aquello un árbol, llueve, hace un frío impropio de 30 de abril, enseguida iré a preparar la comida, etc- y un blog es un refugio para lo que no –rincones ocultos, deseos insatisfechos, ausencias inventadas, las reales, otros, variopintas perversiones emocionales, lujurias inventadas, tonterías varias, juegos de desocupados ocupados, etc-.
Pero entre que vamos y venimos, querida Ofelia, no falta gente en el camino y disfrutamos tanto del paisaje como del paisanaje. De eso se trata (de disfrutar, claro).

Que lunes tan absurdo y tan desapacible (me refiero a lo laboral y a lo meteorológico)
Un beso.

Belén dijo...

Me ha encantado tu escrito!, te devuelvo la visita, sin duda... Yo siento que me voy volviendo más cronopio que nunca!, gracias por recordarme a Julio Cortazar!

Besos ocupados y desapacibles (por el tiempo y mi día, evidentemente...)

:))))))))))

Pedro M. Martínez dijo...

Belén, Cortázar es inolvidable.
No sé ahí (dónde sea ahí), pero aquí hace un lunes horroroso, frío y lluvioso.
Saludos y besos.

Tina Marie dijo...

Glup...
Gracias por tu visita a mi blog.
Feliz Lunes.
Saludos.

Anónimo dijo...

He dudado de ti, que lo sepas.
Me ha dado un vértigo brutal (iba a decir que no te puedes imaginar, pero he rectificado a tiempo porque estoy convencida de que sí que te lo puedes imaginar) porque esas letras son mías y pensaba ingenua que en exclusiva, ya veo que no, y que además tú les has dado el orden que yo no me atrevo a poner entre ellas por si me arrastran.
He llorado.
(Creo que tu post y mi post tienen mucho que ver verdad?)

Pedro M. Martínez dijo...

Tina Marie, gracias a ti por venir.
Saludos.

Pedro M. Martínez dijo...

glauka, leyéndote te he sentido (iba a escribir entendido) muy bien.
¿Ves? Somos muchos.
Pero no consuela.
Besos.

bajamar dijo...

...Uno nunca sabe, en ese territorio de la memoria, donde está la puerta de salida, porque se embriagan los sentidos...y uno no se explica cómo es posible que trascienda lo imposible...

desde ese territorio inhabitable te saludo

gracias por la hora buena, un placer encontrarme con tus deliciosos textos

Churra dijo...

Pues no entiendo muy bien porque hace malo si es 30 de abril, o porque no es posible o porque se escriben cosas para tan lejos como si escribiendolas acercaran mas cerca de lo que estan .

Un dia me tienes que explicar eso tuyo, o al menos de donde te sacaste lo de glup.
Besos

Arthur dijo...

Ah! que doloroso, y no solo aplica para el amor, sino también a la amistad, recuerdo que tenía un amigo especial, pero hace 2 años se fue, creía que los 2 ibamos a ser un par de city boys, pero el prefirió ser un charrito de pueblo que un chico de cuidad. Ya, se fue y nunca volvi a saber de él. Auch!

Es más ó menos igual que el personaje de tu post.

Y es esa una de las razones por las que es difícil ser yo.

Saludotes y abrazotes.

Sweet Dreams, de todo Corazón:
Arthur

Gusthav dijo...

Yo le diría a él que ya se olvide de una vez por todas de ella, le hace daño, además de que su vida puede ser más corta porque se puede enfermar. Oh-oh!

Hey! y por eso acabo de descubrir también por qué Arthur se enferma de todo a cada rato, por lo mismo de que no se puede sacar de la cabeza, mente y corazón a ese charrito montaperros.

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Pedro M. Martínez dijo...

bajamar, pasa, pasa, la puerta de salida está cerrada, quédate un rato aquí.
Gracias por tu comentario.

Pedro M. Martínez dijo...

Coño, churra, es que lo quieres entender todo. Y no.
Es fácil, mira, hace malo –aquí, en Bilbao, donde vivo- porque llueve, hace frío, está gris, desapacible y da la casualidad que es 30 de abril.
Hasta aquí bien ¿no?
Tranquila, también podía haber un sol acojonante, pero no, llueve. Qué cosa esto del tiempo. Además ahora es de noche.
Vale, a lo que vamos.
Se escribe a los de lejos porque a los de cerca se les habla. Se les dice “buenos días” o “ te quiero” o “vete a paseo”. Cosas así. Es lo que se llama lenguaje.
Lo otro es escribir.
Aunque sí, se puede escribir a los de cerca, “pásame la mantequilla, chata” (o la sal), “no has comprado el Neskik, vacaburra”, “me voy, no te soporto, borde”.

Me duermo, la cama –hoy tan sola- me espera.
Ah, perdona, lo del glup lo saqué del mismo cajón donde estaba tu churra. O así.
Besos, preciosa.

Pedro M. Martínez dijo...

Cierto Arthur, ser tú tiene que ser difícil. Pero no te desanimes. Que no te ocurra como a tu amigo especial. Cada uno debe ser lo que es. O al menos, ser.
La amistad, el amor, es doloroso, sí. Conozco a quién no se habla consigo mismo.
Pero mañana es fiesta.
Mi abrazo para ti.
Eres amable.

Pedro M. Martínez dijo...

Gusthav, eres un indiscreto, quizás Arthur no quería que se supieran sus amores de charros, o city boys. Ay, como eres.
Además, para que lo sepas, es muy difícil olvidar a quién se ama. Tú ¿no estás enamorado? (vaya, ahora el indiscreto fui yo, perdona).
Que duermas bien.
Abrazos.

Gusthav dijo...

No hay problema, si Arthur me dió shampoo de decir eso, además lo de él y el charrito montaperros sólo fue amistad, no pienses mal.

No vayas a creer otra cosa, !!!

Saludos y abrazos

Nice Day, con toda mi Alma:
Gusthav

Pedro M. Martínez dijo...

Por aquí tampoco hay problema, Gusthav, en estas cosas de la doble personalidad, shampoo y amistades varias cada uno hace lo que puede y quiere. El pensamiento es libre, luego está el saber estar.
Además, tanto Arthur como tú sois entrañables y vuestros comentarios alegran tantas páginas.
El abrazo de hoy es más intenso.

Belén dijo...

...por cierto, Pedro, ahí es Zaragoza, super cerca de aquí ;)...

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